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La gira del presidente iraní por América Latina y el ataque masivo contra Israel están vinculados, cómo esto podría afectar la región.
La gira el año pasado del presidente iraní, Ebrahim Raisí, por América Latina ha puesto en alerta a la región, especialmente después del ataque masivo perpetrado por Irán contra Israel. Durante su visita a Caracas, Raisí y su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, rechazaron las sanciones internacionales y reafirmaron su aspiración de crear un mundo multipolar donde su alianza sea más fuerte que la de Estados Unidos. Posteriormente, Raisí continuó su viaje hacia Cuba y Nicaragua, consolidando así la red de alianzas del régimen iraní en la región.
El ataque iraní contra Israel, que involucró más de 300 drones y misiles balísticos, representa solo la punta del iceberg de una situación mucho más compleja. Aunque algunos en América Latina podrían verlo como un conflicto aislado, es crucial comprender que Teherán ha tejido una red de alianzas políticas y económicas en la región, que incluye pactos con el grupo terrorista Hezbolá. Este grupo, financiado por Irán, opera en países latinoamericanos y zonas como Venezuela, Colombia y Panamá, utilizando esquemas de lavado de dinero basados en el comercio, según un informe del Center for a Secure Free Society (SFS). Además, recientes hallazgos del ministerio de Defensa israelí han revelado envíos ilegales de oro entre Irán y Venezuela, destinados a financiar actividades extremistas.
América Latina se ha convertido en una plataforma estratégica para Irán, China y Rusia, quienes tienen intereses en la región. En este contexto, y en relación con el ataque a Israel, surge la preocupación de que el régimen iraní considere extender el conflicto a América Latina.
Un informe del SFS destaca cuatro posibles opciones de Irán en la región: ataques terroristas contra objetivos israelíes, judíos o estadounidenses; desestabilización de aliados clave mediante protestas sociales y desinformación digital; acciones subversivas en la frontera sur de Estados Unidos para disuadir intervenciones estadounidenses en defensa de Israel; y ataques militares asimétricos contra países vecinos, como Guyana, en el Atlántico/Caribe.
En respuesta al ataque iraní, Israel ha convocado a su equipo de seguridad para determinar acciones futuras, mientras su embajador en la ONU advierte que se reservan el derecho a responder. Mientras tanto, la Administración Biden ha descartado unirse a represalias, posiblemente para evitar una escalada del conflicto. Maduro, por su parte, critica la “irracionalidad” de Jerusalén.
Aunque el panorama exacto es incierto, está claro que Irán está utilizando su presencia en América Latina para fortalecer su posición y perseguir sus objetivos geopolíticos, desafiando la influencia de Estados Unidos en la región.
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