7 minutos de lectura. China busca activamente la supremacía global en todos los campos. Y el área militar no es el menor de ellos.
Desde hace años hemos visto cómo el régimen chino, se ha empeñado en una desenfrenada carrera armamentista, en la cual está poniendo toda su energía.
Aunque el interés internacional sobre China se centra en el crecimiento económico y en su esfuerzo por posicionarse como la primera potencia mundial, el auge militar no es menos evidente; y así se aprecia en la región de Asia-Pacífico. El crecimiento de su aparato militar ya no está oculto a los ojos del mundo.
A pesar de que China todavía se encuentra muy atrás de EEUU y Rusia, ya se observa cómo les recorta distancia, año tras año. Ya en este momento, posee la mayor fuerza naval del mundo, mientras inyecta más dinero al ejército.
Aunque la inversión militar de EEUU triplica la de China, mucho del presupuesto americano, así como el de Rusia, se gasta en actualizar su flota. China, por su parte, por tener equipo más reciente, invierte gran parte de su presupuesto en nuevas tecnologías.
Pero aparte de la inversión directa, el Partido Comunista Chino, PCCh, recorta distancias con otros métodos no convencionales. Esto es, el espionaje y el robo de tecnología a países de occidente.
Este accionar ha generado continuos reclamos y conflictos con diversos países.
Es conocido el caso del hackeo que entre 2009 y 2014 les permitió obtener miles de terabytes de documentos de EEUU, relacionados con los cazabombarderos F-35 Lighting II y F-22 Raptor. Entre otras cosas, obtuvieron datos sobre el funcionamiento de los radares, el motor y los sistemas para el lanzamiento de misiles.
De hecho, el cazabombardero Chengdu J-20 posee una tecnología muy similar a la de los aviones norteamericanos mencionados. Por este medio, el ejército del PCCh se ahorró no solo años de investigación, sino enormes sumas de dinero.
Esta es una forma de dar un salto adelante en la carrera armamentística, pero no es el único método.
Sabemos que las empresas privadas chinas están reguladas por el estado, así como obligadas a colaborar en asuntos que el régimen considere de interés nacional; por tanto, la línea entre el secreto industrial y el espionaje es muy difusa.
Esta relación se puede apreciar muy fácilmente en el caso de la empresa holandesa ASML. Esta gigantesca compañía tiene el monopolio de la producción de las máquinas necesarias para la fabricación de microchips de menos de 10 nanómetros.
Ese monopolio lo ha obtenido gracias al desarrollo único de la “litografía ultravioleta extrema”, EUV, para lo cual ha invertido miles de millones de dólares y muchos años de investigación. Tales máquinas llegan a costar 150 millones de dólares y son codiciadas por los grandes fabricantes de chips, con la taiwanesa TSMC a la cabeza.
Pero en 2014, un ingeniero chino que había trabajado en ASML, de nombre Zongchang Yu, Fundó en California la empresa Xtal. Un mes después, creó la compañía Dongfang. El objetivo de estas empresas, según se demostró posteriormente, era transferir a China tecnología robada de ASML.
Esto, con la finalidad de crear una industria nacional de semiconductores, para liberarse de la dependencia de occidente y romper la hegemonía de empresas como ASML; todo a costas de las investigaciones llevadas a cabo por ellas durante décadas.
En 2018, la empresa holandesa demandó a Xtal por el robo de 2 millones de líneas de código fuente para el software llamado Corrección de Proximidad Óptica u OPC; este software es vital para imprimir pequeños circuitos con precisión.
Xtal fue declarada culpable y condenada a pagar una compensación de 845 millones de dólares. Xtal se declaró en quiebra, y Zongchang Yu viajó a China, convirtiéndose en uno de los innovadores tecnológicos más importantes para el régimen.
Sobre este robo se dijo que había sido promovido por el gobierno chino. Pero Peter Wennink, entonces director ejecutivo de ASML, dijo que “La sugerencia de que de alguna manera fuimos víctimas de una conspiración nacional es incorrecta”.
Esto se debe a que China es uno de los mayores consumidores de semiconductores. Por lo tanto, los empresarios occidentales deben lidiar entre las demandas por robo de tecnología y el mantenimiento de un mercado necesario para su supervivencia.
Pero todo esto nos lleva de regreso a la carrera armamentista. La tecnología de punta en la producción de semiconductores se aplica no solo para los aparatos tecnológicos de consumo, sino para el desarrollo de armas más sofisticadas y precisas.
Teniendo en cuenta esto, y ante las presiones de EEUU, el gobierno holandés ha impedido desde 2019 a ASML que venda a China su equipo de litografía más avanzado, debido a los usos militares que se le puede dar.
Pero todos estos obstáculos no detienen al PCCh. De hecho, continúa estimulando no solo la investigación, sino la obtención de tecnología extranjera para avanzar más rápidamente.
Gran parte de su interés lo centra en las armas basadas en la inteligencia artificial, IA. Esto es porque allí ha encontrado el mejor camino para superar a sus rivales en el terreno militar, por encima de un gran ejército o mayor cantidad de barcos o aviones.
Naturalmente, para su desarrollo, requieren no solo apelar al robo de tecnología foránea; también a la producción de sus propios componentes, al margen de la industria occidental.
Por todo lo anterior, especialmente desde EEUU se ve con preocupación el avance de la tecnología china, a costa de las investigaciones y desarrollos occidentales. No solo porque se están robando los procesos tecnológicos que pueden usar contra ellos, sino por tratarse de un gobierno totalitario.
Porque, mientras en EEUU el presidente debe contar con la autorización del congreso para ciertas decisiones que involucren la seguridad nacional, además de la fuerte opinión de los medios, el régimen chino procede en forma autónoma, sin rendir cuantas a su pueblo.
Por todo ello, podemos cerrar con las palabras de la investigadora principal del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente de la Universidad de Georgetown, Anna Puglisi:
“Tomados individualmente, estos casos (refiriéndose al robo de tecnología), pueden parecer realmente anecdóticos (…). Pero tome esto, junto con otros casos a lo largo del tiempo y podrá ver la mano silenciosa, y en algunos casos no tan silenciosa, del gobierno chino”.
Escrito por Carlos Morales para VCSradio.net
Imagen de portada: Captura de pantalla – Portal de YouTube – VisualPolitik
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