Cuando han pasado tres meses desde el comienzo del brote de coronavirus en la ciudad de Wuhan, y que 22.030 personas han muerto a nivel mundial y hay un total de 487.648 contagiados, el gobierno chino aparece ofreciendo ayudas generosas a todos los países afectados por la pandemia.
Para el Partido Comunista Chino, PCCh, es muy importante mantener su imagen ante los desastres, máxime cuando estos son producidos por ellos mismos, para lo cual siempre sigue una agenda: primero, negar la existencia del problema y reprimir a quienes advierten del peligro. Segundo, cuando definitivamente la situación se sale de las manos y ya no se puede ocultar, buscar un culpable ajeno al gobierno. Tercero, manipular cifras para minimizar el problema y cuarto, pasar de culpable del desastre a salvador de la humanidad.
Aplicando esta agenda en el manejo del coronavirus de Wuhan, en su afán de ocultar la situación, el primer médico que alertó la presencia del nuevo brote fue arrestado y obligado a retractarse públicamente. Posteriormente, este médico murió por el mismo virus. Esto explica por qué se conoció la peligrosidad real del coronavirus de Wuhan solo casi dos meses después, pues cuando se les salió de las manos tuvieron que prender las alarmas, pero ya el virus se había diseminado por todo el mundo.
Luego, al buscar un culpable, señalaron a un tipo de murciélago que se consume en Wuhan con fines medicinales. Esto dejó al descubierto el nulo control sanitario en los mercados, y las deficiencias del sistema de salud; para alejar las miradas de esta inesperada situación, se enfocaron en el “origen desconocido”, hasta que encontraron el culpable perfecto: el ejército de los Estados Unidos. Esta afirmación absurda, lanzada soterradamente, les permitió llevar el origen lejos de casa e involucrar a su principal enemigo ideológico.
Lo anterior fue complementado por el siguiente paso de manipular las cifras, para lo cual afirman que en la actualidad ya no hay nuevos casos de contagio y reporta solo 3.287 fallecidos frente a Italia, que sin ser el foco del virus y con una población de solo 60’000.000 de personas reporta alrededor de 7.503 muertos. Muy superior a China, que tiene 1´400.000.000 habitantes. Estas cifras no se pueden desmentir pues en China el PCCh tiene el manejo y el control total de la información, mientras que Italia no puede ocultar cifras.
Y finalmente, en forma magistral concluye con el cuarto paso que es pasar de culpable del desastre a salvador de la humanidad. Para esto ha iniciado una campaña mediática, secundada por medios y ONGS occidentales afectos al PCCh, o que deben su subsistencia al enorme músculo financiero que maneja, destacando cómo el gobierno chino ayuda a los países afectados, aprovechando su gran experiencia.
Tristemente, la gente no recuerda que al Laboratorio Nacional de Bioseguridad de China ubicado en Wuhan, en enero llegó la mayor general Chen Wei, principal experta en bioguerra de China en el Ejército Popular de Liberación (EPL), para tratar de contener el brote, según cuenta el experto en China, Steven W. Mosher, en el New York Post. Como es evidente, no logró su objetivo.
¿Hasta cuándo tendremos que ver la inconciencia de la gente en algunas ciudades, agradeciendo ingenuamente a gritos desde sus balcones al gobierno chino por las ayudas brindadas, sin recordar el origen del brote ni el responsable de su expansión?
Pero ahora nada de esto parece tener importancia. Como es lógico, todos los países están centrados en contener la pandemia, y la ayuda, no importa de donde venga, es bien recibida. Y sin darnos cuenta, el PCCh se está convirtiendo en el salvador del mundo, pero ya nadie parece recordar que, por la corrupción del régimen comunista chino, nosotros, al otro lado del mundo, estamos sufriendo las consecuencias. Y, por si fuera poco, ahora debemos estar agradecidos.
Redacción Carlos Morales Galvis para vivir con sabiduría.uno
Fuentes: The Epoch Times y VisualPolitik, canal de Youtube