
7 minutos de lectura. El Pajarito perezoso es un cuento que enseña que hay que vencer el desánimo y la pereza para cumplir bien y a tiempo con nuestros deberes
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Había una vez un pajarito simpático, pero muy, muy perezoso. Todos los días, a la hora de levantarse, había que estar llamándole mil veces hasta que por fin se levantaba bostezando, apenas si podía levantar las alas y siempre lucía muy desarreglado; cuando había que hacer alguna tarea, se quedaba pensativo mirando desde una rama y, a último momento intentaba realizarla. Lo retrasaba todo hasta que ya casi no quedaba tiempo para hacerlo. Todos le advertían constantemente:
¡Eres un perezoso! No se puede estar siempre dejando todo para última hora…le dijo con enojo uno de sus amigos.
¡Bah, pero si no pasa nada! respondía el pajarito. Solo tardo, un poquito más que los demás en hacer las cosas.
Los pajaritos pasaron todo el verano volando y jugando, pero el pajarito encogía sus alas y pasaba las horas durmiendo; cuando comenzó el otoño y empezó a sentirse el frío, todos comenzaron los preparativos para el gran viaje a un país más cálido.
¡Amigo, prepara tus cosas que saldremos al amanecer antes de que aclare el día!
Pero nuestro pajarito, siempre perezoso, parpadea sus ojos, picoteaba sus alas, y finalmente se quedaba observando cómo sus amigos revoloteaban y comentaban la ruta a seguir. Él sin moverse de su confortable rama les dijo:
¡Más adelante me ocuparé, todavía queda un buen tiempo para preparar el viaje! Emitió un largo bostezo y se quedó dormido.
Sus amigos intentaron despertarlo.
¡Oye despierta, despierta… mira que se acerca la hora de partir!
Pero él, medio dormido respondió:
Me levantaré más tarde y se dio media vuelta y continúo durmiendo. El pajarito siguió descansando durante mucho tiempo. Ese día tocaba comenzar el gran viaje. El pájaro mayor les dijo: las normas son claras y conocidas por todos, todo debe estar preparado, porque somos miles de pájaros y no se puede esperar a nadie.
Cuando el pajarito se levantó, ya no quedaba nadie.
Entonces muy asombrado, sin saber cómo hacer aquel larguísimo viaje. Entre sollozos dijo:
¡Esto me ha pasado por ser tan perezoso, ayyy, que voy a hacer me tocará pasar solo este largo y frío invierno! Piopiopiopioooooo.
Al principio estuvo llorando muchísimo rato, pero luego pensó:
¡Así como hice las cosas tan mal, podré hacerlas muy bien!
Y fue así como dejó de lado la pereza, se puso a preparar todo a conciencia para poder aguantar solito el frío del invierno. Con entusiasmo inició su plan:
¡Primero buscaré el lugar más protegido del frío!
Luego de varios días, encontró, entre unas rocas, un buen lugar y construyó su nuevo nido.
¡Lo reforzaré con ramas, piedras y hojas!… se decía muy entusiasmado.
Después de un buen trabajo su hogar había quedado listo: luego se ocupó sin descanso para llenarlo de frutas y bayas, de forma que no le faltará comida para aguantar todo el invierno, y finalmente dijo…
¡Construiré una pequeña piscina dentro del nido para poder almacenar agua, para asearme y calmar la sed!
Y cuando vio que el nido estaba perfectamente preparado, agrego:
Ahora me entrenaré para aguantar sin comer ni beber agua, para poder permanecer en mi nido, sin salir durante todo el tiempo que puedan durar las nieves más severas.
Y aunque parezca increíble, todos aquellos preparativos permitieron al pajarito sobrevivir al invierno. Eso sí, tuvo que sufrir muchísimo y no dejó ni un día de arrepentirse por haber sido tan perezoso.
Así que, cuando al llegar la primavera sus antiguos amigos regresaron de su gran viaje, todos se alegraron sorprendidos.
¡Pero amigo, que alegría encontrarte vivo!
Les parecía mentira que aquel pajarito holgazán y perezoso hubiera podido preparar aquel magnífico nido y resistir él solito el fuerte invierno. Amigos como estuve tanto tiempo solo, puse en marcha una gran idea, he construido un confortable nido. Dijo a sus amigos muy emocionado.
¡Siiiii, es una obra arquitectónica muy moderna! Exclamo el pajarito intelectual muy sorprendido.
Y cuando comprobaron que ya no quedaba ni un poquitín de pereza en su pequeño cuerpo, y que se había convertido en el más juicioso y trabajador de la colonia. El pajarito mayor le dijo:
Hemos acordado que, de ahora en adelante, queda encargado de la organización del viaje para el próximo invierno y, del diseño y la construcción de los nidos para toda la colonia. El pajarito hacendoso dijo:
¡Todos le proveeremos los materiales necesarios!
¡De acuerdo entonces manos a la obra! Manifestó el pajarito perezoso.
Todos participaron y como todo estuvo tan bien hecho y tan bien preparado, que hasta tuvieron tiempo para inventar un despertador especial, y ya nunca más ningún pajarito, por muy perezoso que fuera, tuvo que volver a pasar solo el invierno.
Adaptación para radio de VCSradio.net al cuento publicado en guiainfantil.com
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