
Descubre la fábula del pájaro Cu, un ave que envidiaba las plumas de los demás y nunca estaba satisfecho con su apariencia. Aprende la importancia de la humildad, la aceptación propia y el cumplimiento de las promesas en esta historia llena de moralejas
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Tiempo atrás, cuando los humanos no habían poblado la tierra demasiado, existía un bosque muy hermoso en el que todos los pájaros convivían en armonía. Además, eran capaces de hablar entre ellos, por lo que a menudo sostenían grandes conversaciones y celebraban las más hermosas fiestas. Entre todas estas aves había una que era conocida como el pájaro Cu, que no hacía más que lamentarse.
No me gusta mi plumaje, es tan triste y deslucido.
Envidiaba los hermosos colores que poseían las plumas de las otras aves. En medio de sollozos decía:
Buaaaaa, yo quiero tener los colores de ellas buaaaa, se ven más bonitas.
¡Que mala suerte la mía aaaah!
Cada vez que se quejaba, sus plumas perdían color y brillo, estaban muy aburridas de la quejadera de su dueño… algunas de tanto escuchar todos los días sus lamentos, decidieron marcharse.
No es justo, todos tienen plumas bonitas menos yo, ¿por qué no puedo ser tan hermoso como los demás? La naturaleza no ha sido buena ni justa conmigo.
Un día, cansado de escucharlo quejarse, el búho convocó a una reunión a los otros pájaros. Y les preguntó:
¿Qué podemos hacer para ayudarlo a que se vea más hermoso? Su amiga la lechuza, que era una criatura muy sabia, sugirió:
¡Cada uno entreguémosle una pluma para que se haga un traje nuevo!
Todas las aves estuvieron de acuerdo y cuando fueron a decírselo al pájaro Cu, este no cabía en sí, de la felicidad.
¡Oh, muchísimas gracias, amigos míos! ¡Esto es lo que llevo deseando toda mi vida, son todos muy generosos conmigo! Les dijo muy conmovida.
Claro, pero a cambio, pensamos que es justo que te conviertas en nuestro mensajero. Ya que te vamos a dar un plumaje nuevo, tu podrías llevarnos los mensajes. Tendrás oportunidad de lucir tu nuevo y bonito traje mientras vas de un lado a otro. Le dijo el águila.
El pájaro Cu aceptó: ¡Siiiii, estoy de acuerdo!
Entonces, cada una de las aves se quitó una pluma para dársela. Al final del día, el pajarito había reunido cientos de plumas de todos los colores y con ellas reemplazó las que tenía, convirtiéndose en la criatura más exótica que se había visto en el bosque.
Jajaja ni siquiera el pavo real podrá competir con las tonalidades y texturas que tienen mis bellas plumas nuevas.
¡Además tengo suficientes plumas para lucir cada día, un tono diferente!
¡Qué hermoso me veo! Exclamó, bajando hasta un lago de aguas cristalinas para admirarse.
Desde entonces, únicamente se la pasó en ese lugar, pavoneándose y presumiendo… mirando sin cansancio su reflejo, pasaba las horas contemplándose en el agua, Levantaba las alas, giraba la cabeza de un lado para el otro, se acercaba, se retiraba…
¡Que hermoso soy, no hay en el bosque alguien que supere mi belleza! Mi cabeza, mi pecho y mis alas lucen más bonitas que las de los demás.
Y él seguía ahí, contemplándose, a tal grado, que se olvidó de la promesa que les había hecho a los demás pájaros.
Cuando ellos quisieron entregarle el primer mensaje, el pájaro Cu no estaba disponible.
¿Pájaro Cu, en donde te encuentras? Dijo enojada la lechuza, lo llamaron insistentemente, pero no apareció por ningún lado.
El papagayo exclamó: ¡las promesas se deben cumplir y nos has quedado muy mal!
Sí, por tu incumplimiento se retrasarán las actividades programadas. Dijo una paloma.
Los mensajes se acumularon y con ellos, la ira de sus amigos. Todas las aves comenzaron a protestar, estaban muy indignados, inundaron el bosque con un escándalo increíble, protestando por su incumplimiento a lo prometido, fue tanto el alboroto que llegó a oídos del dios de los pájaros.
Muy molesto por todas estas voces, y el caos que habían formado, él les quitó el don del habla y los condenó a dar trinos y graznidos, para disminuir el barullo.
Es por eso por lo que, hasta el día de hoy, las aves solo pueden comunicarse de esta manera. Y dicen que el pájaro Cu se perdió para siempre, avergonzado por no haber cumplido su promesa y haber condenado a todos sus compañeros a una vida sin palabras.
Es muy importante, cumplir lo que prometemos, ser humildes y aceptarnos tan cómo somos.
Adaptación para radio de VCSradio.net al cuento publicado en
maestrosypadres.com