Siddhartha Gautama, también conocido como Buda, fue un príncipe indio que renunció a su vida de lujo para buscar la verdad y la iluminación. Su viaje lo llevó a convertirse en el fundador del budismo, una religión que ha impactado a millones de personas en todo el mundo.
Conocido también como Buda, Siddhartha Gautama o Sakya Muni fue un príncipe indio que vivió cerca del año 563 a.C en la India Central.
Cuenta la leyenda que siempre opinaba que la vida humana en el mundo es un escenario o reino de sueños y ambicionaba tener una comprensión clara, exacta y completa acerca de la verdad del universo y la vida humana.
Nacimiento de Siddhartha Gautama
En la antigua India, en el reino de Kapilavastu, vivía un benevolente y virtuoso rey llamado Suddhodana y su esposa la reina Maya. La prosperidad y la felicidad reinaban en su reino. A los 45 años, la Reina Maya quedó embarazada y, siguiendo la costumbre, emprendió un viaje de regreso a la casa de su madre en el reino de Koli.
En el jardín de Lumbini, bajo un árbol frondoso, nació Siddhartha Gautama. Su nacimiento se vio envuelto en señales auspiciosas: luz radiante, flores de loto brotando del suelo y música celestial. El niño, de tez dorada y con marcas distintivas, fue nombrado Siddhartha, que significa “el que ha logrado su objetivo”.
Al séptimo día, la reina Maya falleció, renaciendo en el cielo Trayastrimsa por sus buenas acciones. El rey Suddhodana confió la crianza del príncipe Siddhartha a Mahaprajapati la hermana menor de su mujer.
Un ermitaño de apariencia divina llamado Asita predijo que Siddhartha sería un gran rey o un Buda si renunciaba al mundo y se quedaba en el hogar, sería considerado un rey sagrado, gobernaría bajo el cielo, pero si abandonaba el hogar para cultivar el Dao, seguramente podría convertirse en “fo” (ser iluminado) y poseería todos los poderes divinos y la sabiduría, y salvaría de los Tres Reinos a incontables seres conscientes.
Después del nacimiento del príncipe en Kapilavastu, el territorio estaba tranquilo, los cinco granos maduraban en abundancia, toda la gente vivía en paz y trabajaba felizmente.
A medida que Siddhartha crecía, su inteligencia y habilidades excepcionales se hacían evidentes, dominaba las artes y la ciencia. A los siete años, comenzó a estudiar y a los diez años aprendió artes marciales, mostrando una fuerza sobrehumana que excedía a la de los demás, no había nadie que pudiese ganarle.
El príncipe era innatamente inteligente, no necesitaba la enseñanza de un maestro, de manera natural entendía la astronomía, la geografía, y todas las teorías.
Un día, un gran elefante se cayó en la puerta de entrada de la ciudad y obstruyó la misma, nadie podía expulsarlo. El compitió con varios primos paternos para ver quién podía moverlo. El príncipe agarró al elefante con sus manos, y lo arrojó fuera de la ciudad, la multitud estaba muy asombrada.
A pesar de los intentos de su padre el Rey Suddhodana de distraerlo con concubinas y lujos, Siddhartha sentía que la vida terrenal era efímera y estaba destinada al sufrimiento. La búsqueda de la verdad y la comprensión del universo lo consumían.
El príncipe Siddhartha se casó con Yasodhara a los diecisiete años y tuvo un hijo llamado Rahula. A pesar de vivir entre comodidades y lujos, Siddhartha seguía buscando respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia humana. Sentía que la vida era como un sueño fugaz y estaba determinado a descubrir la verdad.
A los veintidós años, presenció el sufrimiento de los seres vivos y sintió la llamada de buscar una solución para aliviar ese sufrimiento.
El príncipe Siddhartha desea abandonar la vida mundana.
Después de haber residido largo tiempo en el opulento palacio, el príncipe Siddhartha anhelaba explorar el mundo exterior y disfrutar de la libertad que ofrecía el paisaje circundante. El Rey Suddhodana, al enterarse de su deseo, ordenó que se prepararan siete lujosos carros y que cien oficiales lo acompañaran como guías. Con gran pompa y escoltado por la multitud, el príncipe partió por la puerta este de la ciudad real.
Durante su paseo, Siddhartha se encontró con escenas que lo perturbaron profundamente. Primero, vio a un anciano encorvado por el peso de los años, lo que le hizo reflexionar sobre la inevitabilidad del envejecimiento y la fragilidad de la vida humana. Esta revelación lo llevó a decidir regresar al palacio, con el corazón lleno de preocupación y tristeza.
El Rey, al ver que su hijo no encontraba alegría en su paseo, decidió enviarlo nuevamente, esta vez por la puerta sur. Sin embargo, en este viaje, Siddhartha se encontró con un enfermo que sufría terriblemente, lo que lo llevó a comprender la naturaleza efímera y dolorosa de la existencia humana. De nuevo, decidió regresar al palacio, abrumado por la angustia.
Ante estos acontecimientos, el Rey intentó distraer a Siddhartha enviándolo por la puerta oeste, acompañado por Kalodayin, un erudito y músico. Pero incluso en este viaje, Siddhartha se enfrentó a la realidad de la muerte al encontrar el cuerpo de un difunto. Esta experiencia lo llevó a una profunda reflexión sobre la naturaleza transitoria de la vida y el sufrimiento inherente a la existencia humana.
A pesar de los intentos del Rey por distraerlo, Siddhartha se sintió cada vez más desilusionado con la vida mundana y anhelaba encontrar respuestas más profundas sobre el sufrimiento humano. Finalmente, decidió emprender el camino de la renuncia y la búsqueda espiritual.
En su último paseo por la puerta norte, Siddhartha encontró a un monje budista bhiksu que le habló sobre el camino de la verdad y la liberación del sufrimiento. Inspirado por las palabras del monje, Siddhartha decidió abandonar el hogar y seguir el camino de la vida austera y la búsqueda espiritual.
A pesar de la oposición de su padre, Siddhartha estaba decidido a seguir su camino en busca de la verdad y la iluminación. Con el corazón lleno de determinación y profundamente conmovido por las palabras de bhiksu, regresó al palacio para informar a su padre sobre su decisión de renunciar al mundo secular y buscar el camino de la liberación.
El Rey, afligido por la decisión de su hijo, intenta disuadirlo ofreciéndole el trono y todas las riquezas del reino.
El príncipe Siddhartha se mantiene firme en su determinación y rechaza las ofertas del Rey.
Así, deja atrás las comodidades del palacio y se embarca en un viaje espiritual que eventualmente lo llevaría a convertirse en Buda, el iluminado, y a enseñar el camino del dharma a millones de personas en todo el mundo.
CONTINUARA……
Articulo escrito por Margarita Restrepo para VCSradio.net con información de Minghui.org
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