Quillou era un pequeño ratoncito que vivía con su mamá en una pequeña cueva de la selva.
Todos los días se iba muy temprano luego del desayuno a conversar con su mamá: ay mami, por qué será que las cebras nunca se cambian de pijama? Siempre están con la misma pijama de rayas blancas y negras, por qué será que los pollos comen lombrices y los gatos ratones? Deberían comer otros manjares.
– Mijito, le decía su mamá, no critiques a los demás animales, todos tenemos defectos… lo mismo dirán de nosotros porque vivimos en cuevas.
– Ay mamá, si yo fuera el rey de la selva, sería mejor que ese león que tenemos, le callaría el pico a las loras, le pondría zapatos a las serpientes para que no se arrastre, te imaginas cuántos pares de medias gastan a la semana?. Haría más veloz a la tortuga pues camina muy despacio.
Mamá ratona se reía de las ocurrencias de su hijo.Una noche, Quillou, el ratoncito criticón cenó y luego darle el beso de buenas noches a su mamá se fue a dormir…
Comenzó a soñar: ¿dónde está ese ratón criticón? dijo la cebra, mira que criticar mi hermosa pijama… Ya verás que a tí se te verá muy mal, y le puso la pijama al ratón. Quillou quedó con su pequeño cuerpo a rayas y se veía muy chistoso. De pronto apareció el pollo: ratón criticón, qué tienen de malo mis lombrices? al tiempo que le embutía una lombriz a la fuerza. De pronto, un estruendoso sonido estremeció el lugar, Quillou no alcanzó a salir corriendo: tú, insignificante ratón, te atreves a burlarte de mí, que soy el rey de la selva… como castigo cambiaré tu cola, de ahora en adelante tendrás mi cola, para que recuerdes que no debes burlarte del rey y le puso la cola al ratón. Rúa, rúa, dónde está ese ratón que critica mi voz? De ahora en adelante, cuando hables, tendrás una voz igual de chillona a la mía ratón criticón. Quillou observó que algo se arrastraba cerca de él, cuando una voz femenina dijo: ¿tú me criticas a mí? De ahora en adelante te arrastrarás como yo, no tendrás tus patitas ratón criticón. ¿Dónde está Quillou?. preguntó una gran tortuga llevo mucho tiempo caminando para llegar hasta aquí. ¿Conque te parezco muy despaciosa? Pues de ahora en adelante caminarás tan despacio como yo, para que aprendas a no criticar. Llegó el elefante y le puso la trompa a Quillou: mi trompa es lo más bonito que tengo. Un miau, miau, asustó mucho al ratón: ven acá ratón, dijo el gato, te voy a comer.
Quillou sintió un gran miedo y comenzó a gritar: mamá, mamá!, auxilio. Se miró al espejo y estaba convertido en un horrible monstruo, con rayas de cebra y trompa de elefante.
Mamá ratona se acercó a su cama y lo calmó: despierta Quillou, despierta, tienes una pesadilla…
– Tuve una horrible pesadilla, dijo Quillou… no vuelvo a criticar a nadie, te lo prometo mamá.
– Sí Quillou, menos mal era sólo un sueño, no debes criticar a los demás, pues todos tenemos defectos y también cualidades.
– Sí mamá, dijo Quillou muy asustado, nunca volveré a criticar a nadie… nunca, nunca, nunca.
– Qué bueno que aprendiste la lección mi querido Quillou. No es bueno criticar a los demás, más bien, cuando tú veas que otros ratoncito tienen algún defecto, mira para ver si tú también los tienes y trata de mejorar tú mismo. Eres mi ángel! vuélvete a dormir, dulces sueños.
El ratoncito criticón es un cuento de la escritora Beatriz Buitrago.
Autora: Beatriz Buitrago C
Voces: JP. Simón y Lucía Fernández.
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