5 minutos. Durante décadas el régimen comunista chino ha controlado y reprimido los movimientos religiosos. Hong Kong había estado al margen, pero ahora se vislumbran oscuros vientos de cambio.
Desde la época de la Revolución Cultural, el régimen chino ha intentado, primero, suprimir las creencias religiosas del pueblo. Después poner a las religiones bajo el control del partido, ateo por definición. Ahora, según los últimos indicios, se dirige hacia la supresión de la libertad religiosa que aún tiene Hong Kong.
Después de la oscura Revolución Cultural, y acorde con las reformas económicas de Deng Xiaoping, el control sobre las religiones se flexibilizó. De todos modos, el estado se hizo cargo de supervisar su funcionamiento, convirtiendo a los pastores, sacerdotes y monjes en una especie de funcionarios estatales.
Durante años, la iglesia católica estuvo en conflicto por este motivo; no se podía aceptar que el Vaticano debiera pedir autorización al gobierno chino para nombrar sus obispos y sacerdotes, o para tomar decisiones de carácter pastoral. Pero esto cambió en 2018, cuando el Papa Francisco I firmó un pacto con el régimen chino, cediendo en gran parte a sus exigencias.
Pero las nuevas directrices de Xi Jinping, están regresando a China hacia un control estatal cada vez más cercano a la era de Mao. Esto, naturalmente ha provocado que la represión a las religiones se haya intensificado nuevamente.
La política de la “sinización de la religión” China exige que se coloque la bandera del Partido en los templos, y se exhiba la constitución. Los menores de edad tienen prohibido asistir a los rituales religiosos, y la imagen de Jesucristo suele ser reemplazada por la foto del Xi Jinping.
La política de la “sinización de la religión”, no es otra cosa que la exigencia de que las instituciones religiosas acepten sin reparos el liderazgo del PCCh, incluyendo la ideología comunista. Esto se hace con el fin de tener bajo control cualquier movimiento que el régimen considere hostil a sus intereses.
Ya es de vieja data cómo el PCCh teme a los grupos espirituales, los cuales pueden minar la imposición de la ideología atea entre el pueblo, alejándolo de aquello que él no puede ofrecer: la espiritualidad.
El temor del régimen fue evidente ya en 1999, cuando el líder de entonces, Jiang Zemin desató la persecución al movimiento espiritual Falun Gong. Este grupo espiritual en poco más de diez años de salir al público, había llegado a tener más de 100 millones de seguidores.
Aunque Falun Gong promueve la cultivación interior a través de la meditación y ha demostrado tener efectos benéficos tanto en la salud como en el comportamiento de sus seguidores, con el fin de exterminarlo, el régimen lo acusó de ser una secta perversa.
La situación general actual no es otra cosa que la lucha por evitar que las religiones que constantemente atraen nuevos adeptos -gracias al continuo intercambio con otros países-, puedan también convertirse en lo que el PCCh considera un peligro a su seguridad.
Por su parte, Hong Kong, aunque es parte de China, gracias a que estuvo controlado por la Gran Bretaña, conserva la tolerancia amplia hacia las religiones y movimientos espirituales, como en cualquier sociedad libre.
Pero, en 2020 el régimen chino dio por terminado el pacto conocido como “un país, dos sistemas” con el que se había comprometido cuando Gran Bretaña le cedió el control de Hong Kong en 1997. Aunque inmediatamente comenzó el control político y la represión contra los disidentes o contradictores, las comunidades religiosas parecían estar al margen de esta arremetida. Por lo menos, en la ley de seguridad emitida en 2020, no se tiene en cuenta el asunto de la libertad religiosa.
Sin embargo, entre los creyentes religiosos Hongkoneses existe una gran inquietud por el futuro de esa libertad.
Ya desde 2016, el obispo emérito de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen había expresado su preocupación por la posibilidad de que un acuerdo entre la Iglesia y el gobierno chino pudiera afectar a los seguidores católicos chinos. Ahora esos temores se están volviendo realidad.
Es sabido que muchos líderes religiosos de Hong Kong, así como sus feligreses, son abiertamente seguidores del movimiento pro democracia. Esto se demostró durante las protestas de 2019, cuando muchos manifestantes encontraban refugio en las iglesias. Desde entonces, el PCCh está presionando a los líderes religiosos de la isla para que se adhieran a las ideas partidarias.
Recientemente, el cardenal John Tong, obispo titular de Hong Kong, acusó al clero por hablar de política en los cultos religiosos y criticó duramente a los movimientos pro democráticos. Esto muestra hasta qué punto el régimen chino comienza a injerir en la fe de los hongkoneses.
Pero los sacerdotes y fieles no siguen calladamente a su obispo. Muestra de ello es la preocupación manifestada después del cónclave realizado por líderes católicos de Hong Kong y representantes de la parte continental. Ellos consideraron este evento como un primer paso del gobierno chino hacia la asimilación de la iglesia a la nueva política de “sinización religiosa”.
Actualmente hay zozobra entre los creyentes; aunque no se habló abiertamente en el cónclave acerca de las políticas de Xi Jinping, según uno de los clérigos presentes, “Xi era el elefante en la habitación”.
En Hong Kong se tiene claro que la ley de seguridad nacional más pronto que tarde, los alcanzará a todos, incluyendo a la libertad religiosa.
Como dijo el pastor Yuen Tin-yau a AFP, quien ha participado en la lucha pro democracia,
“Es un ataque muy amplio a las libertades y a los derechos humanos. No hay razón para que la libertad religiosa salga ilesa”.
Finalmente, aunque parece que al mundo ya no le interesa mucho la suerte de Hong Kong (pues está enfocado ahora en la lucha por Taiwán), es indudable que el zarpazo comunista sobre las creencias religiosas de Hong Kong configuraría uno de los mayores golpes para un pueblo que, hasta ahora, ha logrado mantener su dignidad cobijado en el último reducto que puede tener un ser humano: la libertad para ejercer sus creencias.
Articulo escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
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