6 minutos de lectura. Las luchas de Elon Musk, no solo en el caso de Twitter, nos dejan ver un personaje extraño en estos tiempos cuando todos se han alineado con las ideas progresistas. Un verdadero Quijote.
Puede escuchar o leer este artículo a continuación:
En un mundo como el de hoy, dominado por las élites progresistas en muchos países, un personaje como Elon Musk, que se atreve a enfrentarlas, resulta no solamente insólito sino quijotesco.
Pero el multimillonario de origen sudafricano no parece inmutarse ante los desafíos que suele afrontar. Incluso, adquirir su enorme fortuna ha sido un proceso en el que se ha enfrentado no solo a poderosos enemigos, sino a la toma de decisiones que muchos evitarían.
Esto lo convirtió en pionero de la industria del automóvil eléctrico a través de Tesla, así como de los viajes espaciales con su empresa SpaceX. Con esta última, quiere avanzar en la conquista de Marte.
Pero, aparte de ser el hombre más rico del mundo, existe en él una preocupación por la libertad de opinión.
Ese deseo de garantizar el derecho a expresarse sin importar la corriente ideológica que se profese, ha terminado poniéndolo en el centro de atención.
Ya durante la pandemia mostró su rebeldía ante las imposiciones de confinamiento, las cuales nunca compartió. Al igual que muchos, veía en ellas solo un afán de control sobre la población por parte de élites interesadas, más que una verdadera preocupación por la salud pública.
Esto lo llevó a enfrentamientos con las autoridades de California, y al final terminó trasladando su imperio a Texas, un estado con una vocación menos ‘progresista’.
Su inquietud por esa manipulación y por la censura hacia el que piensa diferente, se acrecentó con la forma descarada en que las grandes plataformas tecnológicas inclinaron la balanza a favor de los demócratas. El punto de quiebre se produjo cuando Twitter canceló en forma definitiva la cuenta del presidente Donald Trump y de funcionarios de su gobierno.
Y lo más grave fue cuando el diario New York Post destapó el escándalo del computador de Hunter Biden, -hijo del entonces candidato demócrata Joe Biden- el cual contenía gran cantidad de información sobre asuntos de drogas, prostitución y negocios turbios con Ucrania y China. Todo esto fue tapado por esta y otras plataformas y los medios de izquierda para favorecer a Biden en las elecciones.
Este es solo uno de los ejemplos del manejo que Twitter dio a la información. Favoreció los mensajes progresistas mientras censuraba a grupos de derecha, acusándolos de dar mensajes de odio. Así impactó la opinión pública, para hacer ver al progresismo como una corriente imparable y de gran aceptación pública.
Desde ese momento, Elon Musk comenzó a criticar fuertemente a esta red, y finalmente ofreció comprarla. Increíblemente su oferta fue aceptada y, después de difíciles negociaciones se llegó a un acuerdo.
Ahora, como propietario de la influyente plataforma, Musk ha dado un giro de 180 grados a su manejo.
Tan pronto tomó el control de la Empresa, despidió a los más altos ejecutivos, comenzando por el director general, Parag Agrawal, el abogado general Sean Edgett y a Vijaya Gadde, directora de política legal, confianza y seguridad. A esta última se le considera responsable de la expulsión de Donald Trump de Twitter.
Después de la purga de directivos, despidió alrededor de 3.700 empleados, casi el 50% del total. Como sea, la plataforma ha seguido funcionando sin tropiezos después de la reducción.
Enseguida comenzó la revelación de las maquinaciones internas por medio de las cuales se controlaban las opiniones, censurando aquellas contrarias a la ideología progresista.
Luego anunció una amnistía para las cuentas que fueron suspendidas, incluyendo la de Donald Trump. Esto desató una guerra mediática por cuenta de grandes empresas. Detrás estaban George Soros y Bill Gates, quienes destinan enormes cantidades de dinero para promocionar el globalismo.
Compañías como Volkswagen, Pfizer y General Motors suspendieron su publicidad en la plataforma, anunciando que estarían pendientes del camino tomado por Twitter.
Por su parte, Apple disminuyó sustancialmente la publicidad en la plataforma, y amenazó con retirarla de la app de sus teléfonos. No es la primera vez que Apple se inmiscuye en el contenido de plataformas con tendencia de derecha, como lo hizo anteriormente con Parler.
Ante esto, Musk respondió que seguramente se vería obligado a crear una compañía de teléfonos para enfrentar la censura de Apple. Con esto muestra que no se detiene ante ninguna amenaza, ni es el temor al fracaso lo que lo mueve en sus acciones.
Acto seguido comenzaron los destapes de las manipulaciones de la anterior administración de Twitter. La revelación de cómo se ocultaron los escándalos derivados del hallazgo en el computador del hijo de Biden ha levantado roncha entre muchos.
Así mismo, destapó las reuniones secretas con agentes del FBI para desprestigiar al presidente Trump y eventualmente cancelar su cuenta. Esto deja ver claramente una agenda destinada a favorecer los intereses del Partido Demócrata.
También se ha insinuado que, la plataforma intervino en las elecciones de Brasil a favor del izquierdista y condenado por corrupción, Lula da Silva. Muy seguramente esto ha sucedido en otros países, hoy dirigidos por presidentes de extrema izquierda.
Uno asunto importante del actual Twitter es la guerra frontal contra la pedofilia dentro de la plataforma. Canceló más de 44.000 cuentas sospechosas de traficar con pornografía infantil. Y lo más sorprendente es que el grupo de extrema izquierda Antifa inmediatamente reaccionó amenazando destruir las sedes de Tesla.
Se puede ver que, Elon Musk ha entrado, en una guerra frontal contra enemigos muy poderosos. No solo son grandes corporaciones o grupos extremistas aliados, también se trata de entidades estatales con mucho poder y control. Parece un hombre solo, batallando contra molinos de viento.
Sin embargo, hay millones de personas que fueron marginadas por las redes y hoy celebran que por fin pueden expresar sus ideas. Ya no se va a privilegiar al extremismo de izquierda, el terrorismo anti occidente ni los grupos que trafican con niños y mujeres, amparados por poderosos magnates.
Por supuesto, es una lucha que apenas comienza. Pero se trata de alguien que no se detiene ante ningún obstáculo y tiene claro que sus intereses personales no pueden estar por encima de la libertad.
Esperamos que el resurgir de Twitter traiga nuevos vientos para la libre expresión, y sea el comienzo del fin de la tiranía de las grandes plataformas tecnológicas y personajes que actúan en la sombra, destruyendo los valores de la sociedad.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Foto Flickr
Para más artículos de opinión como Elon Musk, el Quijote del Siglo XXI, ingrese a nuestra sección En Perspectiva, de VCSradio.net