Facundo Cabral, el Mensajero de la Paz – Recomendado musical de la semana
El cantautor que vivió desde el desapego más coherente y auténtico; trascendiendo fronteras, idiomas, prejuicios y estereotipos. Con sencillez supo brindar su arte, en un compromiso social de la introspección de la realidad y el deber de transformarla.
Facundo Cabral, nació un 22 de mayo de 1937 en La Plata (Argentina), cuando su padre recién había abandonado el hogar, siendo el octavo hijo de una familia de bajos recursos económicos. Al poco tiempo, su madre decidió emigrar junto con sus hijos a Tierra del Fuego. Fue en esa remota región donde el pequeño conoció por primera vez la música folclórica argentina.
Desde su primera infancia asumió duras responsabilidades. Con tan solo nueve años, Facundo dejo a su madre y a sus hermanos en Ushuaia (Patagonia, Argentina) para ir a Buenos Aires, en busca de Juan Domingo Perón, entonces presidente de Argentina.
El pequeño Facundo, había escuchado que el presidente daba trabajo a los pobres fue a pedirlo para su madre, pues ella y sus hermanos estaban muriendo de hambre y frío al sur del continente americano. Había caminado más de cuatrocientos kilómetros en busca de trabajo.
Ese fue solo el inicio de su larga vida nómada, pues como él mismo diría más tarde, “el desarraigo siempre estuvo en mi vida, primero por necesidad y después por elección”.
Después de un tiempo, el niño consiguió dialogar con Perón y su esposa, Eva Duarte; de este encuentro. La primera dama reveló más adelante que en ese momento pensó: “por fin alguien que pide trabajo y no limosna”. A raíz de esta conversación, Facundo consiguió que su madre obtuviera un empleo y su familia se trasladara a Tandil.
Sin embargo, siguió siendo analfabeta hasta los catorce años, motivo por el cual se vio reducido a varios trabajos serviles. Más tarde, fue internado en un reformatorio siendo adolescente. A pesar de ello, durante su estancia aprendió a leer y a escribir enseñado por un sacerdote jesuita llamado Simón. Desde entonces adquirió el amor por las palabras que lo harían famoso.
Posteriormente, con su guitarra se trasladó a Mar del Plata realizando trabajos sencillos, perfeccionándose en la interpretación de la guitarra. Luego en 1959 ofrecer sus iniciales presentaciones musicales, con el nombre artístico: “El Indio Gasparino”.
Su primera interacción profesional en la música ocurrió, cuando el gerente del hotel en el que laboraba, quedó impresionado con sus habilidades en la interpretación de la guitarra. Y fue en 1970 tuvo su primer gran éxito con su canción de infusión espiritual: “No Soy de Aquí, ni Soy de Allá”.
A partir de ese momento, llegaron a raudal giras artísticas, presentaciones ante miles de personas y grabaciones en nueve idiomas. A mediados de la década de 1970, Facundo Cabral era reconocido como uno de los mejores cantautores de inspiración folclórica en América Latina.
Sin embargo, no todo fue color de rosa; a los veinte años le diagnosticaron cáncer de huesos y el pronóstico de vida era de tan solo un par de meses de vida. No obstante, Facundo dotado con su poderosa fuerza interior, se recuperó para vivir muchos años más. Tiempo después, perdió a su esposa e hija de un año de edad en el trágico accidente del vuelo 182 de PSA en San Diego, California y nuevamente se levantó emergiendo de las cenizas como el ave fénix.
Prosiguió con sus presentaciones artísticas, en más de 165 países en diferentes idiomas. Facundo Cabral, el mensajero de la paz, fue amigo de grandes personalidades de la talla de Borges, Chagall, Krishnamurti, la madre Teresa, y aún nunca perdió su actitud sencilla. Solía decir: “Encontré el secreto: tener menos, para tener más”.
Más que tocar a las puertas de la fama, en la que no creyó demasiado, fue su oportunidad de difundir más allá del continente americano un tipo de canción vinculada con la introspección de la realidad y el deber de transformarla.
Esa proyección íntima, cercana y optimista respecto a lo que consideró el verdadero valor del ser humano “llevar mucho adentro, en el alma”, podría explicar que se convirtiera en un fenómeno de masas.
Fue declarado “Mensajero Mundial por la Paz” por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1996, en reconocimiento a su constante llamado a la paz y amor. Por su incansable esfuerzo y compromiso social, fue nominado al Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones. Además, obtuvo el título de “Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires” por su labor como mensajero de paz y unidad de los pueblos del mundo.
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Al final de su vida, Cabral decidió vivir en cuartos de hotel, sus reconocimientos discográficos los obsequió a un conductor de taxis, que los coleccionó. Además de su interés por las vivencias de la gente sencilla y sin recursos, al cantarles proponía que lo verdaderamente importante es hacer realidad los sueños y caminar por la vida sin inútiles sujeciones al espejismo de la riqueza, pues los seres humanos, afirmaba: “no necesitamos depender de nada, y cuanto más anhelamos tener, menos nos conocemos”
Respecto a esta última etapa de su vida, Cabral expresó: “Fue mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudó trágicamente a los 40 y conoció a su padre a los 46. El más pagano de los predicadores cumple 70 años y repasa su vida desde la habitación de hotel que eligió como última morada”.
En la ciudad de Guatemala el 9 de julio de 2011, el reconocido cantautor falleció el a los 75 años, dejando en la memoria de miles de sus admiradores, su música y sus letras. La partida de Facundo Cabral, fue lamentada a nivel internacional. Líderes de toda América Latina manifestaron tristeza y condolencias. El “Mensajero de la Paz” es recordado como uno de los artistas más inspiradores de la historia argentina.
Su vida fue motivo de inspiración, para muchos. Era conocido por llevar una vida muy humilde y modesta, e invirtió casi todas sus ganancias en viajes y giras; llevando sus sabios mensajes.
Facundo Cabral, el mensajero de la paz, vivió desde el desapego más coherente y auténtico; trascendió fronteras, idiomas, prejuicios y estereotipos. Lo irónico es que, pese a no tener casa ni lujos materiales, se sentía un príncipe afortunado; rico y libre, en un mundo lleno de abundancia. Solía decir en sus cantares: “Vivo en un palacio de cinco continentes...”. El desapego, le permitía ser feliz sin perder la libertad en el camino. Y agregaba: “La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.”
Redacción: Claudia Franky, para VCSradio.net
Imagen de Portada: QUB musique
Audio:
Canción: Este es un nuevo día
Artista: Facundo Cabral
Fecha de Publicación: Junio – 1994
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