7 minutos de lectura. A medida que la población mundial aumenta, existe un mayor riesgo de que se produzca una hambruna. Pero los líderes ambientalistas, con la guerra a los fertilizantes, parecen empeñados en acelerar el proceso.
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Son muchas las tradiciones que se han convertido en objeto de persecución por parte de los movimientos progresistas. Pero la guerra desatada contra la agricultura, la ganadería y los fertilizantes en la que se empeñan los ecologistas, podría llevar rápidamente a la humanidad hacia un Armagedón.
Ya durante años se ha librado un intenso debate sobre los beneficios y perjuicios de los fertilizantes químicos. Pero, como todas estas discusiones que involucran el tema ambiental, no pueden verse bajo una sola óptica.
Lo cierto es que, ante el desmedido aumento de la población, y los millones de habitantes que sobreviven por debajo de la línea de pobreza, la producción de grandes cantidades de alimentos se ha convertido en una necesidad urgente.
Después de la debacle de la Segunda Guerra Mundial, se vio la necesidad de acelerar la producción de alimentos ante una crisis que ya cubría todo el planeta. La llamada Revolución Verde, en la década de 1960, fue la solución a tan difícil problema.
Gracias a los fertilizantes químicos basados en el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K), se triplicó la producción mundial de cereales. Esto contribuyó a cubrir gran parte de las necesidades alimentarias del planeta.
Los fertilizantes químicos han hecho una gran contribución a este llamado. Esto, gracias a la rapidez de crecimiento de las plantas, así como al rendimiento de los campos de cultivo.
Sin embargo, estos fertilizantes, generan desechos contaminantes. Muchas de las emisiones de efecto invernadero, provienen de dichos fertilizantes. Siempre se vio esto como algo inevitable en la producción de alimentos suficientes para una población que crecía rápidamente.
Pero la agenda ambientalista, ve como un crimen ecológico todo aquello que está vinculado al progreso actual. Para dichos grupos, cada vez más radicales, el ser humano es lo más nefasto que le ocurre al planeta. Por tal motivo, la solución alimentaria ya no es prioritaria.
Los grupos ‘verdes’ han adquirido una gran fuerza política en países avanzados, y con el apoyo de las corrientes políticas progresistas, han impuesto su agenda ambientalista en muchos gobiernos.
Es así que, los Países Bajos imponen nuevas leyes que exigen a los agricultores disminuir las emisiones de nitrógeno hasta en un 70%. Para ello deberán limitar severamente la producción agrícola con la restricción de los fertilizantes químicos, y reducir la cría de ganado en un 30%.
Pero, los Países Bajos, a pesar de ser uno de los más pequeños de Europa, ha logrado llevar la eficiencia agrícola hasta el punto de convertir el país en la segunda potencia mundial en ese sector, después de los EEUU. Dos terceras partes de su territorio son de la agricultura y casi todos sus ingresos dependen del campo. Es uno de los mayores proveedores de alimentos en el mundo.
Con las medidas impuestas, muchos agricultores tienen que dejar su negocio, y otros vender sus tierras al gobierno, que es lo que al final buscan las medidas. Se trata de una expropiación disfrazada.
También la Unión Europea busca acabar con su producción agrícola, pues está estudiando una reglamentación que desestimule en forma progresiva el uso de fertilizantes químicos, para reemplazarlos por orgánicos. Argumenta que los métodos convencionales involucran un consumo excesivo de combustible para la maquinaria empleada, y que esto es, en gran medida, la causa de la crisis energética de Europa.
Pero todo esto no son más que argumentos, para sostener una agenda que no tiene en cuenta los efectos a mediano plazo de tales decisiones.
Por ejemplo, es absolutamente claro que, al ser mucho más eficiente el cultivo con fertilizantes químicos que con los orgánicos, se logra una mayor producción en un área de tierra inferior.
Sobre esto, Matt Ridley, miembro de la junta de Human Progress, calculó que, si se aplicaran hoy día los métodos orgánicos de 1960, se debería cultivar el 82% de la tierra del planeta. A cambio de eso, hoy día se cultiva aproximadamente el 38%.
Los efectos de imponer esta rígida política de prohibir el uso de los fertilizantes, ya se pudo ver recientemente en Sri Lanka.
Seguramente con el deseo de agradar a los ecologistas que han impuesto la moda de que lo natural es superior a cualquier invento industrial humano, el gobierno dictatorial de Gotabaya Rajapaksa prometió en 2019 que conduciría el país a una transición hacia los fertilizantes en un período de diez años.
Pero en 2021 prohibió de repente el uso de fertilizantes sintéticos. Esto le mereció las congratulaciones de los líderes ambientalistas, como la activista india Vandana Shiva, que ovacionó en su momento esa decisión.
El resultado fue que, el 85% de los agricultores de Sri Lanka reportaron pérdidas. En 6 meses, los precios del arroz se dispararon un 50%. Se debieron importar $450 millones de dólares en arroz, del que eran autosuficientes unos meses antes.
Estas decisiones nefastas sumadas a otros errores del gobierno, produjeron un estallido social que llevaron al presidente al exilio.
Pero la historia ha demostrado una y otra vez que el progresismo no tiene la capacidad de aprender de los errores. Por eso, no es sorprendente ver cómo la Unión Europea sigue el mismo camino, esperando que obtendrá resultados diferentes.
Si los líderes mundiales conservaran algo de sensatez, deberían entender que movimientos extremos como el ambientalista, no se enfocan realmente en el bienestar de la humanidad. Solo propenden por, aparentemente, ‘salvar el planeta’, como si las personas no formáramos parte de él.
La lógica opuesta sería que, si se modernizaran los métodos agrícolas en todo el planeta, se podría liberar millones de hectáreas de tierra, porque se necesitarían menos extensiones para la agricultura. Y toda esa tierra liberada podría reforestarse. De esta forma se evitaría llevar a la mayor parte de la población mundial hacia una hambruna inevitable.
Sin embargo, a los líderes ambientalistas eso no les importa mucho. Por el contrario, parece que su interés está en reducir la población mundial a través de la hambruna. Y si se lo permitimos, seguramente lo van a lograr.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Foto: Envato
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