La vida no será igual después de la pandemia: una reflexión


En el proceso de la cuarentena a la que nos hemos visto sometidos por cuenta de la pandemia del virus de Wuhan, descubrimos que sí es posible vivir la vida en el encierro, y que la sociedad sigue funcionando a pesar de no salir a la calle. Se dejaron algunas conductas que se daban por sentado y se asumieron otras que nunca pensamos que fueran viables.

Todo el mundo se ha centrado en los aspectos negativos del coronavirus, y con toda razón. Pero leyendo el artículo de Infobae, “La vida después de la pandemia: 15 perspectivas que analizan si el mundo cambiará con el coronavirus”, nos abrimos a una perspectiva de aportes positivos aplicables a la sociedad, la economía y maneras de ver la vida.

A continuación, presentamos las más relevantes.

Formación de una sociedad más empática

Una de las consecuencias inmediatas de la pandemia fue que la gente tuvo que aprender a pensar en el bienestar económico y de salud del vecino, como un principio egoísta, para obtener el bien propio. Esto deberá llevar a una sociedad más solidaria, en la que la competencia no incluya la destrucción del otro y se propenda por un sistema más generoso.

Se demostró que el trabajo en casa es viable y eficiente

Desde hace años, gracias al avance de la tecnología de internet, el trabajo en casa ha venido abriéndose camino. Con la experiencia de la cuarentena impuesta por la lucha contra el virus de Wuhan, se están comprobado los beneficios de este sistema de trabajo, y seguramente muchas empresas lo adoptarán de forma permanente, como afirman Matt Burr y Becca Endicott en el Wall Street Journal: “La tradicional oficina se estaba convirtiendo cada vez más en algo obsoleto. La pandemia de coronavirus solo aceleró radicalmente la línea de tiempo”.

La industria de servicios cambiará drásticamente

Las consultas médicas por internet y las compras virtuales terminarán imponiéndose. Esto traerá comodidad para la gente al no tener que desplazarse, pero afectará mucha infraestructura como centros de comercio, restaurantes, consultorios médicos, y un largo etcétera. Ejemplo de esto es lo que dicen Kimberly Gudzune y Heather Sateia en The Washington Post, sobre el sistema de salud:

“Se han lanzado plataformas tecnológicas, trabajadores de salud han sido capacitados, los pacientes educados y las citas médicas se han transformado en video llamadas… Es una herramienta extraordinariamente útil: mucho después de que la pandemia termine, su adopción podría significar algo bueno para la prestación de atención médica”. Lo negativo de todo esto, es la desaparición de la socialización y el contacto humano.

Se descubrió una forma eficiente de enfrentar la contaminación y la recuperación del medio ambiente

La rapidísima recuperación del medio ambiente por la ausencia del ser humano, demostró que los encierros obligatorios cortos son la solución para salvar el planeta, por lo que se puede pensar que serán adoptados por los gobiernos preocupados por la ecología.

Habrá un gran desplazamiento hacia ciudades pequeñas

Se demostró que ya no es necesario estar en las grandes ciudades para desempeñarse de forma eficiente en muchos trabajos, por lo que muchos preferirán trasladarse a pequeños centros urbanos buscando una mejor calidad de vida. Esto descongestionará las grandes ciudades, que reducirían su papel solo a la función administrativa y gubernamental. Esto traerá una reubicación del comercio.

Occidente tendrá que replantear su dependencia de China para productos básicos

Algo que salió a la luz con la tragedia del coronavirus de Wuhan es que actualmente China domina el mercado de insumos esenciales para la atención de la crisis hospitalaria. De modo que el régimen del Partido Comunista Chino no escatimó esfuerzos para demostrar que es indispensable. Muchos países seguramente se plantearán hasta qué punto deben seguir dependiendo de un solo país para abastecerse de productos vitales para la salud de sus pueblos.

Cambiarán muchas costumbres sociales

El apretón de manos para sellar acuerdos o para saludar, se remonta al siglo IX a.C. en Asiria. Esta costumbre fue adoptada por las culturas occidentales, extendiéndose a todo el mundo. Tendrá que ser revisada, ya que como lo dice Anthony Fauci, máximo responsable de la lucha contra el coronavirus en EEUU, “nunca tendrás que darle la mano a nadie. No creo que debamos estrecharnos la mano nunca más, para ser honesto”, según Infobae. Agregó que, con esto, inclusive se reducirían otros virus como el de la influenza.

Por otro lado, hay quienes dicen que al final las cosas seguirán como estaban antes. Pero vemos que en la vida las cosas no son tan absolutas como muchos creen, y que aún los peores desastres pueden ofrecer cambios positivos a la sociedad, la economía, la política, la salud y la familia; está en nosotros tomar lo mejor o lo peor de esta calamidad mundial.

Con información de Infobae

Redacción: Carlos Morales para Vivir con Sabiduría.com