Las estrategias del régimen chino para el control global


A partir del inicio del brote del coronavirus, el mundo entró en un estado de suspenso, en el cual nadie sabe cómo será el futuro después de la pandemia. Pero parece que alguien mira todo tras bastidores, como si, simplemente, estuviera viendo con interés el desarrollo de una obra de teatro cuidadosamente escrita. Se trata del Partido Comunista Chino, el cual, desde Beijing ha jugado sus cartas cuidadosamente desde hace años, y ahora, cuando todos están en medio del caos, se mueve con destreza, repartiendo ayudas, las cuales son simplemente semillas para una futura cosecha.

Sobre este tema, el periodista Laureano Pérez Izquierdo, hace un análisis en Infobae, en el cual desnuda las verdades ocultas del régimen chino en sus relaciones internacionales. Es muy sabido cómo en un comienzo, China encubrió la información sobre la gravedad del virus de Wuhan, y solo dio la alerta cuando ya se había difundido por todo el mundo. A partir de entonces, inició una campaña de propaganda, para mostrarse como el abanderado dela solidaridad mundial.

Parte de esta campaña es la donación de mascarillas a los países más afectados, especialmente en América Latina y África. Esto crea necesariamente una deuda, imposible de olvidar cuando se requieran adelantar grandes obras de infraestructura, especialmente si se trata de países donde las exigencias laborales o de protección ambiental son flexibles, y mejor aún si se trata de gobiernos con tendencia autoritaria y de transparencia dudosa.

Pero lo anterior no significa que sus ambiciones se dirijan solo a países vulnerables. Realmente se trata de una agenda global, en la cual ningún país está a salvo de sus ambiciones. Un empresario holandés afirma, refiriéndose al régimen chino, que “Todas las obras y las inversiones que promueven tienen un objetivo geopolítico”.

Pero las respuestas, naturalmente, no siempre son iguales. Para entenderlo, veamos dos casos que relata Pérez.

Primero, el caso de Bélgica, donde se canceló a última hora la venta de la compañía eléctrica Eandis, a la Corporación Estatal de Red Eléctrica de China, después de que el Servicio de Inteligencia Belga advirtió del peligro de que la nación estaría a tan sólo un click de quedar a oscuras, y el interruptor estaría en Beijing.

En contraste, está el caso de Brasil, durante la presidencia de Dilma Rousseff. La compañía inglesa Anglo Américan supervisaba a una empresa china que realizaba el dragado en el Puerto de Açu, a 300 kilómetros de Rio de Janeiro. La compañía inglesa les canceló el contrato por el calamitoso servicio, pero después de una llamada de la embajada china a la presidencia, Rousseff ignoró el desastre ecológico y presionó a los ingleses para que recontrataran a la empresa china.

Casos como los anteriores, se conocen en todos los continentes, en los cuales la robusta cartera de los bancos chinos, ofrece dinero a manos llenas a países necesitados, a cambio de jugosos contratos para explotación y exportación de los recursos naturales.

Así mismo, China busca comprar empresas estratégicas para el funcionamiento o la prestación de servicios vitales, como es el caso de la telefónica Huawei, a través de la cual pretende quedarse con la implantación de las redes 5G en todo el mundo.

En síntesis, podemos finalizar con las mismas palabras de Pérez: “Europa y Oceanía ya encendieron las alarmas sobre su participación en la nueva tecnología. Sus instituciones son más transparentes. Su respeto por los derechos humanos, también. Pero, sobre todo, no quieren quedar a un click de Beijing”.

Redacción Carlos Morales para vivircon sabiduría.uno