
Foto Prensa Celam
De acuerdo al Foro Hemisférico de Libertad Religiosa y de Creencias, realizado en Bogotá en octubre de 2020, la discriminación religiosa en todo el mundo ha aumentado en forma alarmante, lo cual se considera un atentado contra la propia dignidad humana.
La Libertad religiosa o de credo es la convivencia interreligiosa pacífica. Es un derecho fundamental que tiene todo ser humano para elegir libremente su fe.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 18, señala que:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
Aparte del reconocimiento legal de la Libertad Religiosa como derecho, el Foro resaltó el principio de que, para tener la condición de humano, es imprescindible poseer una identidad y esta identidad está definida por las creencias religiosas, los aspectos trascendentales de la persona. Así que, si se persigue la fe, se estaría destruyendo el valor inherente al ser humano.
Esta es la razón por la cual es absolutamente necesario defender la Libertad Religiosa en todo el mundo.
En este momento, por la discriminación religiosa que vive la sociedad, estamos en peligro de perder la dignidad humana: se pierde la fe y desaparece la humanidad.
Es así que, quienes vigilan los derechos humanos deben reconocer que las creencias son el fundamento de la sociedad y que la libertad de conciencia es sinónimo de dignidad.
Retos que afrontan las religiones y los creyentes en la actualidad
De acuerdo al Foro, en Latinoamérica los creyentes tienen que enfrentar los siguientes desafíos.
– La irresponsabilidad de los medios y redes cuando señalan como peligrosas o dañinas a algunas religiones y a la fe en general. Esto fragmenta y polariza al público para producir persecuciones de odio e incluso terrorismo. Por ejemplo, en el asunto del covid 19, los medios enfatizan las voces conspiradoras. Señalan culpables de la pandemia y enemigos ocultos.
– Los continuos discursos y conferencias online que atacan la libertad de conciencia, niegan que la libertad de credo es parte de los derechos humanos. Decir ahora que se cree en algo, es un descalificativo y se sufre discriminación para los trabajos.
– La falta de protección, por parte de las autoridades, a las religiones, creyentes y lugares de culto.
– La intolerancia de los mismos grupos religiosos hacia otras religiones, por odios y envidias.
– La imposición de dogmas a las demás religiones que consideran inferiores. Ej. obligar a la mujer musulmana a dejar su vestimenta, etc., ‘por el bien de ella’.
– La indiferencia de la sociedad en general ante las persecuciones religiosas. Solo se conmueve cuando hay terrorismo.
– La tendencia a juzgar a una religión por el extremismo de unos pocos creyentes.
– La existencia de grupos de izquierda que quieren controlar el mundo y ven a las religiones como ‘el opio del pueblo’, y como una amenaza a sus propósitos, por lo cual, buscan acabar con ellas, recurriendo a lo que sea.
¿Qué hacer para abordar estos retos que enfrentan las religiones?
Los distintos representantes religiosos en el Foro básicamente concluyeron que los Estados y los Líderes de cada religión son los responsables de defender y promover la libertad de creencia. Deben crear pedagogías para educar a la sociedad y crear espacios de convivencia. Se necesitan buenos líderes.
Así mismo, afirman que los dirigentes deben cumplir funciones tan importantes como la promoción de la convivencia interreligiosa, iniciando con foros entre los líderes, para que ellos la inculquen a su vez dentro los creyentes. Entre todos, crear programas y espacios de diálogo.
En este diálogo, enfatizar que la fe es el fundamento de la condición humana. Entender la libertad religiosa como un patrimonio de los pueblos de la tierra porque es un bien común. Trabajar en la superación de odios y conflictos religiosos para sanar heridas.
Para la convivencia pacífica, los líderes deben promover el estudio de las diferentes religiones, su cosmovisión, para entender que todas parten del mismo principio: el bien del ser humano. Esta es una forma de acabar con los prejuicios que causan las divisiones.
Tanto los líderes como los creyentes deben vigilar que no avance el fanatismo en sus comunidades, para parar a tiempo el extremismo religioso. Tampoco deben permitir los ataques a los lugares sagrados, sin importar de qué religión son. Deben estar unidos alrededor del valor común del derecho a creer. Nunca ser permisivos con los extremistas.
Los gobiernos, organizaciones y líderes religiosos deben crear una pedagogía para expandir la libertad de creencia. Hay que difundirla en todas las esferas sociales, y que su respeto se convierta en parte inherente de la sociedad.
Los grupos religiosos y los creyentes deben cooperar con los Estados en la construcción de la paz. Proteger la libertad de creencia es contribuir a la paz.
En los países comunistas, los guías religiosos deben buscar la protección de la comunidad internacional, para que se respeten sus derechos a ejercer su fe.
Entre todos, construir una cultura más tolerante con la diversidad religiosa, que se logra a través de dar educación en la familia, en colegios, y en medios de comunicación. Ayuda mucho visitar lugares de culto, realizar ritos en sitios públicos, promover las costumbres tradicionales. También, buscar el respeto por las preferencias religiosas de los demás, no obligar a creer en cierto Dios y aceptar si no quieren creer en nada. En la educación se debe fusionar la racionalidad, la justicia y la espiritualidad.
Finalmente, entender que siempre es preferible recurrir a la justicia antes que atacar. Los Estados están obligados por tratados internacionales a proteger los derechos fundamentales de las personas, incluido el derecho a la fe. Todos debemos conocer los derechos a nivel social, los decretos, leyes, etc. Debemos investigar las leyes y los derechos, para enseñarlos, al igual que la forma de ejercerlos.
Todos tenemos derecho a soñar con una sola humanidad donde cada cual tenga su propia creencia, pero a la vez unidos alrededor de uno de los valores universales más importantes que es, la dignidad humana.
Escrito por Beatriz Rodríguez para VCSradio.net