Más de 600 practicantes de Falun Dafa condenados por su fe en 2022

Aunque la lista de violaciones de derechos humanos de que es culpado el régimen chino es muy larga, basta con tomar como muestra lo sucedido con la práctica espiritual Falun Dafa, en el 2022.

Falun Dafa (Falun Gong), es parte de la antigua cultura china, y desde 1999 es perseguida implacablemente por el Partido Comunista de China (PCCh), dado que la considera su rival, a pesar de que sus seguidores no participan en absoluto en política. De acuerdo con las minuciosas investigaciones del medio internacional, Minghui.org, en el 2022 las condenas de quienes practican esta fe milenaria alcanzaron las 633.

La extensión territorial de la persecución cubre todo el país, y en esta ocasión las personas encarceladas fueron detenidas en 28 provincias y regiones.

En muchos de los casos, las torturas que sufren los prisioneros son tan extremas que terminan con sus vidas. Tampoco importa si la familia a su cargo queda sin ningún apoyo económico, lo que induce a los niños, a los ancianos y a los desvalidos a un desamparo forzado.

La edad de los condenados tampoco es tenida en cuenta, al grado de que personas mayores de 80 años son encerradas tan solo por hablar de su práctica, o por no renegar de esta.

Tampoco sus precarios estados de salud conmueven a los jueces del régimen comunista, por lo que no es raro que pierdan sus vidas en prisión.

Las condenas pueden oscilar entre unos pocos años y los 15 años, y puede ser que, además, se multe a los practicantes pacíficos con sanciones que pueden llegar al medio millón de dólares.

Por otro lado, a pesar de que algunos de ellos cumplen con sus condenas, esto no basta para que sean sentenciados de nuevo y en vez de obtener la libertad sean devueltos por una cantidad de años igual a la de la condena ya cumplida.

En ocasiones, cuando no son enviados a la cárcel, se incluye a los practicantes de Falun Dafa en la lista negra del crédito social, lo que equivale a negarle sus derechos sociales a salud, educación, transporte y otros.

A pesar de que, tras más 23 años de persecución implacable, varios gobiernos y entidades han abogado por sus derechos, el régimen chino sigue extremando su puño de hierro sobre estas personas, cuya filosofía se base en los principios universales de Verdad, Compasión y Tolerancia.

No le basta al PCCh causar todo este dolor innecesario, sino que selecciona a estos practicantes para sustraerles los órganos físicos para venderlos en el macabro mercado de los trasplantes. Para la directora del Centro para la Libertad Religiosa del Instituto Hudson, Nina Shea: “Los responsables políticos estadounidenses deberían condenar claramente esta persecución contra Falun Dafa y declararla un genocidio”.

Y, Shea, describió el espeluznante negocio: “Esto significa que las víctimas son asesinadas mientras o poco antes de que sus corazones, hígados, pulmones y riñones sean extirpados quirúrgicamente para ser vendidos, en lo que Beijing se jacta de ser el mayor mercado de trasplantes de órganos del mundo”.

La inhumanidad del comunismo no conoce de límites, sobre todo cuando se trata de bajar los estándares morales y espirituales de la humanidad, tal como se refleja en esta persecución despiadada.

Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net