Un cuento que nos enseña que en muchas ocasiones juzgamos aquello que nos resulta extraño sin tener suficiente información, debido al miedo a lo desconocido. Antes de tomar decisiones apresuradas, es importante escuchar y comunicarse con respeto y solidaridad. Conocer y entender las costumbres de otras culturas y razas puede ser enriquecedor y beneficioso para todos.
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Había una vez una bonita granja de color blanco con el tejado de color rojo, donde vivían muchos animales. En esta linda granja convivían todos juntos y felices, cada uno tenía una importante función para que la granja funcionara bien. Las gallinas que se encargan de la producción de huevos; el gallo tenía que despertar a todos para comenzar el trabajo; las vacas tenían la misión de producir rica leche y con su leche se hacían exquisitos quesos; las ovejas proporcionaban lana. Los caballos transportaban los productos a otros lugares y traían la comida. Los cerditos se comían las malas hierbas para que crecieran los cultivos y abonaban la tierra para que éstos fueran productivos. Vivían también en esta granja, un intrépido e inteligente perro que organizaba el trabajo de los demás animales y un simpático y alegre gatito que escuchaba a todos los animales y les ayudaba con sus preocupaciones.
De esta manera, con el trabajo bien organizado, convivían todos felices y contentos en armonía y eran grandes amigos.
Una mañana, sin que ninguno de los animales supiera de dónde habían venido, apareció muy cerca de la granja una familia de extraños animales desconocidos por todos. Estos animales eran de gran tamaño, desde la puerta de la granja hacían gestos y pronunciaban extraños sonidos. El gallo que estaba en lo alto del tejado fue el primero en observar a estas criaturas, aviso rápidamente a los demás animales.
¡Kikiriki, kikiriki, escuchen todos, ha llegado unos animales… son de gran tamaño, hacen gestos y pronuncian extraños sonidos!
Todos acudieron apresuradamente a una reunión en el granero. Todos excepto el intrépido e inteligente perro, que había salido a pasear con el granjero.
El gatito que era el experto en escuchar, con pasos lentos se acercó a la puerta, para comunicarse con la familia de extraños animales. Pero antes de llegar a la puerta volvió rápidamente al granero.
¡Miau, miuauuu nunca he visto criaturas como estas! No se les entiende lo que dicen y tienen un aspecto horrible. Además, huelen raro. ¡Yo creo que quieren atacar nuestra granja!
¡Qué miedo! Co cococoooo, dijeron las gallinas.
Beee, hay que echarles de aquí rápidamente, antes de que nos hagan daño, o nos roben. Dijeron las ovejas.
Un momento ¿Por qué van a querer hacernos daño?, ¿estás seguro de eso gatito? dijo el caballo
Claro que estoy seguro miauuu.
Kirikiki, es cierto caballo, que yo los he visto desde arriba ¿qué otra cosa, podrían querer? Dijo el gallo
Muuu, se tienen que ir de aquí, no queremos que esos raros animales se junten con nuestros pequeños, a lo mejor les contagian algo. Dijeron las vacas.
De esta forma los animales de la granja fueron hostiles con aquella familia de animales y hasta les tiraron piedras para que se fueran de su granja.
Cuando llego el intrépido e inteligente perro le contaron lo ocurrido. El perro se quedó pensativo, no estaba muy convencido con la historia que le estaban contando los animales y salió en busca de esta familia.
Cuando volvió reunió a todos los animales de la granja en el granero y les dijo lo siguiente:
Guauuu guauuu, Han juzgado sin tener datos. He ido a buscar a esa familia de animales. Esas criaturas extrañas son una familia de osos. Vienen de un lugar lejano, por eso nunca habían visto animales de su especie. Han hecho un largo viaje y están cansados y con mucha hambre. Tuvieron que abandonar su bosque porque no había comida para todos y están buscando un lugar donde trabajar y vivir. No hablan nuestro idioma, pero pueden comunicarse. Yo creo que pueden colaborar con nosotros en nuestra granja.
Todos los animales estaban nerviosos y querían hablar a la vez.
Pero aquí no hay trabajo para ellos. Todos los puestos están ocupados cococoooo.
Yo creo que algo podrán hacer, nos hace falta alguien que vigile la granja. Dijo el caballo.
Finalmente, todos estuvieron de acuerdo con la idea. Acogieron a la familia de osos, les enseñaron su idioma, sus costumbres y les compartieron su comida. Los animales de la granja aprendieron su forma de comunicarse y nuevos métodos de trabajo. Acoger a los osos de granja fue una fantástica idea.
En muchas ocasiones juzgamos sin saber aquello que nos resulta extraño por miedo. Antes de juzgar es importante escuchar y comunicarse con respeto y solidaridad. Es muy interesante y enriquecedor conocer las costumbres de las diferentes culturas y razas.
Adaptación para radio de VCSradio.net al cuento publicado en educapeques.com
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