Me llamo Matúš Benko. Esta es la historia de cómo pasé de ser un hombre egocéntrico que no respetaba y maltrataba a las mujeres, a ser alguien considerado con equilibrio y sentido en la vida.
Desde muy joven tuve muchas novias, y aunque la mayoría eran bondadosas y amables, siempre las dejé sin una razón. En el proceso lastimé a mucha gente.
Antes de cumplir 16 años, estas relaciones eran básicamente infantiles y a corto plazo.
Mi primera relación seria comenzó alrededor de los 17 años. Esta chica era muy amable, inteligente y buena persona. Durante el primer año de nuestra relación, no tuvimos grandes problemas, peleas o malentendidos. Luego, ella se fue a la universidad.
Continuamos una relación a distancia por más de un año, pero finalmente me enamoré de otra chica y terminé la relación con mi novia sin considerar sus sentimientos.
Reflexionando sobre estas relaciones pasadas y me di cuenta de una simple verdad que no podía ver en ese entonces: era adicto a enamorarme. Buscaba constantemente el sentimiento de enamorarme. No me importaba el hecho de que ya tenía novia, o pensaba que no debía controlarme.
Pensaba que si me enamoraba de otra persona, significaba que no amaba a mi novia y que no debíamos estar juntos. Pensé que debía seguir mis deseos e irme con la chica que me hiciera sentir bien.
Después de terminar mi primera relación, me uní con la nueva chica, pero mientras estaba con ella, mi comportamiento se volvió cada vez más absurdo. Me enamoraba de una y otra chica. Aunque me gustaba mi novia, no le era fiel.
Sin embargo, permanecimos juntos por casi cuatro años antes de terminar definitivamente. La relación pudo sobrevivir ese tiempo gracias a su increíble tolerancia y sacrificio. Ella mantuvo su corazón abierto y respondía a mi maltrato con verdadero perdón. Durante este periodo de tiempo, por su calidad moral, ella se hizo más madura y mejor persona. Mientras tanto, yo caía a un pozo muy oscuro.
Durante mi juventud, solía beber mucho. Este hábito era relativamente inofensivo y divertido. Después, sin embargo, emborracharme se convirtió en lo que denomino: “despertar a la bestia”. Durante varias borracheras perdí el control por completo, abandoné todo autocontrol.
Por ejemplo, apenas era consciente de que tenía novia, no me importaba nada. Perdí por completo mis cualidades humanas y me invadió una fuerza oscura y egoísta. Fue muy destructivo y perturbador.
Aunque siempre pensé que yo era buena persona, a medida que pasaba el tiempo, empecé a creer que en realidad era lo opuesto. Estaba haciendo cosas que una vez consideré terribles y que nunca imaginé que haría.
Sin embargo, a pesar de dar este primer paso de darme cuenta del problema, no sabía cómo resolverlo. Empecé a creer que en realidad era fundamentalmente malo, y a identificarme de esta manera.
Creo que hay una gran diferencia entre saber que hay algo malo y ser capaz de hacer algo al respecto, ya que requiere una voluntad genuina y disciplina para cambiar. Es difícil salir de este estado si no hubiera hallado la guía y sabiduría que eventualmente encontré.
Lo que me ayudó a encontrar una salida fue una práctica de meditación tradicional china.
La primera vez que me interesé en la meditación fue alrededor del 2008, cuando leí el libro Atrapando al pez grande de David Lynch, quien era mi cineasta favorito en ese momento. En el libro, él describe los asombrosos efectos que la meditación tuvo en su vida y creatividad.
Más tarde, una amiga me dijo que hizo algunos ejercicios en un parque y que incluían meditación, y ella me presentó la práctica de Falun Dafa. Me gustaban mucho sus ejercicios y enseñanzas, pero no quería seguirlas porque en cierto sentido, pensé que era demasiado bueno para mí.
Aún así, durante los siguientes cinco o seis años, seguí leyendo el libro principal “Zhuan Falun“ y sus principios, pues éstos continuaban atrayéndome. Finalmente, en 2014, sin dudarlo decidí practicar de todo corazón.
Falun Dafa enseña que uno puede encontrar la calma interior asimilando las características del universo: Verdad, Compasión, y Tolerancia, mientras se dejan los apegos o hábitos destructivos como los celos, el orgullo y el miedo.
A través de este proceso, uno puede cultivarse a sí mismo siguiendo principios rectos, simples y retornar a la verdadera naturaleza de uno mismo, o verdadero ser. El obstáculo más grande que yo tenía, y el paso más esencial, era aprender a reconocer que el hombre malvado en el que me había convertido no era mi verdadero yo.
Cuando empecé a practicar Falun Dafa genuinamente, muchas cosas en mi vida cambiaron de manera aparentemente automática. Solía sentir ansiedad y mucho miedo, y tenía dificultad para dormir. Estos problemas se resolvieron tan rápidamente que apenas me di cuenta.
Por esa época, empecé a salir con una compañera de clase de la universidad. Sentí que ésta era mi oportunidad de cambiar y tratar a una novia correctamente, y que nunca podría perdonarme a mí mismo si le fallaba también.
Después de dos maravillosos años juntos, nos casamos y ahora tenemos un hijo pequeño. No puedo imaginar enamorarme de otra. Cuando tomé la decisión de que quería que ella fuera mi esposa, cerré todas las demás puertas y ahora mi corazón está tranquilo. No tuve que empujarme o forzarme a ello, es muy natural porque es parte de mi compromiso de ser una buena persona.
Creo que la principal diferencia entre lo que era en el pasado y lo que soy ahora es que ya no estoy tan impulsado por mis emociones y sentimentalismo. Más bien, hago todo lo que puedo para pensar con claridad y seguir los principios en los que creo.
Ahora tomo mis sentimientos individuales y mi interés personal con más ligereza, y las emociones que una vez tomaron mi corazón han sido reemplazadas por la compasión liberadora. En general, los inicios de mi práctica de auto-cultivación me hicieron sentir como si rompiera un hechizo.
Algunas personas sienten que sus emociones son muy valiosas, o incluso que sus emociones proveen el significado de la vida. Ellos piensan que estar libres de emoción es volverse despiadados e inhumanos. Ciertamente, esto puede suceder si alguien toma el camino del engaño, el cinismo o la violencia. Pero cuando uno se esfuerza en considerar siempre a los demás primero, mirar hacia dentro y mejorar los valores morales y el yo interior, y aprender a tomar las cosas (incluidas las dificultades y las emociones) con ligereza, el corazón de uno se vuelve más puro, amable y bondadoso.
A medida que el sentimentalismo se desvanece gradualmente, el corazón se llena de compasión, lo cual es algo más noble.
Si un hombre es gobernado por la emoción, puede enamorarse de alguien el lunes y odiar a esa misma persona el miércoles, deseando no verla nunca más. Enamorarse siempre se basa en las emociones.
Aunque las causas de enamorarse pueden variar de lo físico a lo mental o espiritual, siempre es el resultado de lo que te gusta o lo que te hace sentir bien. La compasión, por otro lado, nunca cambia; es muy tranquila, sólida y firme. Va más allá de uno mismo y no es un resultado de gustos o sentimientos personales. Es un amplio reino que abarca tanto a amigos como a enemigos.
La auto-cultivación es un proceso largo y todavía tengo muchas áreas en las que necesito mejorar. Sin embargo, los cambios en mi vida que trajo Falun Dafa ya son un milagro. Gracias por esta oportunidad de compartirlo.
Tengo una esposa y un hijo pequeño y vivimos en Austria, donde trabajo como investigador postdoctoral en el Instituto de Matemáticas Computacionales de la Universidad Johannes Kepler de Linz.
Relato adaptado para https://vcsradio.net/
Narración, César Múnera
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