Qué le espera a la economía china después de la pandemia


La crisis producida a nivel global por el coronavirus de Wuhan, dejó al descubierto dos verdades inquietantes sobre China: primera, la falta de transparencia del régimen comunista chino en el manejo de la información, y segunda, la enorme dependencia comercial que las grandes economías tienen de ese país, en cuestión de suministros. La primera fue la principal causante de la vasta expansión del virus hasta convertirse en pandemia, mientras que la segunda paralizó la producción industrial de muchos países.

Las grandes economías del mundo, ahora ven un peligro en esa dependencia hacia china. El caso más conocido es el de Japón. Ya desde el 5 de marzo, el Primer Ministro japonés Shinzo Abe, en una reunión del Consejo de Inversiones para el Futuro, expresó que la manufactura de productos de alto valor agregado debía regresar a Japón. En esta reunión se fue más allá del tradicional concepto de «China más uno», que incluía, además de China, otro sitio de producción alternativo. Pero ahora se plantea una política de “alejamiento de China”.

De acuerdo a lo anterior, el pasado 7 de abril, en el paquete económico de emergencia que adoptó Japón, se acordó que dentro del plan presupuestario para el período fiscal 2020, se asignaran alrededor de 240.000 millones de yenes (cerca de 2.200 millones de dólares), como auxilio para las empresas japonesas que estén dispuestas a trasladar su producción al país, o diversificarla en el sudeste asiático.

Por su parte, en EE.UU., Larry Kudlow, presidente del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, planteó que el gobierno americano podría asumir los costos de reubicación de las empresas nacionales que regresen desde China, propuesta que concuerda con la agenda del actual mandatario, de traer de regreso las grandes empresas productivas norteamericanas.

Siguiendo con lo anterior, si tenemos en cuenta que EEUU y Japón son respectivamente, la primera y la tercera economías más poderosas del mundo, la consecución de estos propósitos podría ser catastrófico para la economía china.

Por otro lado, otros países como el Reino Unido y Francia ya han expresado dudas sobre el manejo poco trasparente que el régimen chino dio al brote del coronavirus, y las consecuencias traídas al mundo.

También en Alemania, el editor en jefe del periódico Bild expresó su inconformismo, en un editorial del 16 de abril, afirmando que: “China se enriquece con los inventos de otros, en lugar de inventar por su cuenta. La razón por la que China no innova e inventa es que no deja que los jóvenes de su país piensen libremente. El mayor éxito de las exportaciones de China (que nadie quería tener, pero que sin embargo ha dado la vuelta al mundo) es el coronavirus”.

Todo lo anterior, sumado a los incidentes por la entrega de productos médicos inservibles hechos en China, valida la hipótesis de que, luego de la pandemia, muchas naciones pondrían en marcha políticas de producción de sus insumos industriales, o trasladarían sus sitios de producción a otros países más confiables. Es evidente que la falta de control de calidad de los productos y la ausencia de regulaciones sanitarias chinas, así como la tolerancia estatal al robo de la propiedad industrial, han impactado en solo unos meses a todo el mundo, como si de otro virus se tratara.

Pero este virus bien podría regresar a China como un bumerang, sacudiendo los cimientos aparentemente indestructibles de su sólida economía. Y si eso sucediera, el pueblo chino se vería en la encrucijada de decidir si continúa con este régimen despótico que los ha llevado a la ruina, o si toma la opción de dar un giro total hacia la democracia, la libertad de conciencia y el destierro definitivo del partido comunista.

Redacción: Carlos Morales para Vivir con sabiduría.uno, con información de Tierrapura.org