7 minutos de lectura. Practicar ejercicios de relajación desde la infancia sirve para que el niño adopte una posición más centrada y realista del mundo.
Cada vez es más frecuente escuchar que la sociedad está enferma y síntomas de ello se encuentran todos los días en los distintos medios de información. La presión de lograr a toda costa lo que se quiere, mantiene a las personas en un estado de tensión, que los lleva a vivir una vida acelerada donde el tiempo es muy escaso.
Todo esto trae consecuencias nefastas para la salud personal y social, aumenta el estrés, las depresiones, las reacciones violentas sobre todo familiares, baja la capacidad de tolerancia y la capacidad de adaptación al mundo.
Esta presión que manejamos la proyectamos hacia los niños y niñas. Los presionamos para que se comporten de manera adecuada, para que les vaya bien en el colegio, para que hagan lo que creemos que deben hacer en un momento determinado de su desarrollo.
Esto genera un alto nivel de estrés en los más pequeños, que adopta diversas formas de manifestación, desde conductas ansiosas hasta depresión infantil pero principalmente en los menores aumenta la enfermedad del Déficit de Atención y otras dificultades del aprendizaje.
Es por esta razón que es muy importante aprender a relajarnos, darle un respiro a cuerpo y mente. Mientras más tempranamente fomentemos estas técnicas de relajación, mayor posibilidad habrá de que se adquieran como hábitos, que ayuden a formar personas armónicas para enfrentarse a la vida actual.
Los infantes necesitan su espacio para respirar y conectarse consigo mismos. La niñez es la etapa inicial y una de las más importantes del desarrollo, en la cual el nuevo ser empieza a vincularse con el mundo, un mundo lleno de nuevas sensaciones, emociones y cosas que descubrir.
Hoy en día los niños y niñas viven rodeados de exceso de información y de estímulos externos continuos como los computadores, los celulares y la televisión. Esos estímulos, además, producen una gran cantidad de información que puede alterarlos, dificultar su memoria y aumentar el déficit de atención y habilidades cognitivas.
Practicar ejercicios de relajación desde la infancia sirve para que el niño adopte una posición más centrada y realista del mundo. También favorece la introspección, el autocontrol y el autoconocimiento físico y mental al hacerse más conscientes de sus propias reacciones ante el mundo.
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Beneficios de la relajación en niños y niñas
Muchos padres han tenido que lidiar con un niño cansado y enfadado, o con un niño que entra en pánico cuando tiene que hablar en público o un niño muy nervioso o travieso. La relajación puede ayudar a mejorar estos comportamientos.
Soluciona trastornos de sueño y mejora la calidad del mismo. Después de unos buenos ejercicios de relajación los niños podrán dormir mejor y podrán levantarse con mucha energía en la mañana.
Controla las emociones: la relajación evita los enfados y las rabietas en los pequeños. Ayuda a bajar el estrés y la ansiedad en ellos.
Ayuda a rebajar la tensión muscular: La relajación disminuye la tensión muscular y por lo tanto puede evitar dolores.
Mejora la calidad de su aprendizaje: los niños a través de la relajación logran una mayor concentración, atención y por consiguiente memoria.
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Cómo enseñar técnicas de relajación
Algo muy importante como padres o educadores es practicar la relajación con los niños, acompañándolos en este aprendizaje. Puede poner en práctica estas técnicas de relajación:
Antes de iniciar la relajación se debe elegir una música suave, un ambiente tranquilo y una temperatura agradable. Se puede hacer uso de un video o audio de relajación o meditación guiada para niños.
Extiende una colchoneta en el suelo para realizar los ejercicios en ella. Se recomienda elegir posturas de animales para que el niño se divierta.
Técnicas generales
Las técnicas de relajación se deben adaptar de acuerdo con la edad del niño o niña, pero hay unas técnicas generales que se pueden enseñar desde un principio. Se debe elegir la que mejor se adapta a su caso y practicar la técnica con ellos para que se sientan más motivados.
Control de la respiración. Es una de las formas más sencillas de relajarse. Se trata de enseñar a los niños a respirar de forma consciente explicándoles cómo entra el aire por la nariz, cómo llega a los pulmones y sale por la boca lentamente. Puede poner una mano en su pecho y otra en el estómago, para observar cuál de los dos se mueve. En los más pequeños puede ser útil utilizar analogías, como imaginar que es un acordeón o un globo.
Dibujar y colorear mandalas: Un mandala es un conjunto de figuras geométricas y dibujos simbólicos espirituales que representan círculos y ruedas. Se utiliza para concentrar energía, equilibrar los desórdenes
producidos por diferentes factores que alteran y desestabilizan.
Su principal objetivo es fomentar la concentración de la energía en un solo punto durante la relajación. Cuando los niños y niñas comiencen a manejar mejor sus manos, dibujar y colorear mandalas puede ser una gran opción para relajarse.
Con los mandalas aprenderán a concentrarse, a controlar su cuerpo, a tener paciencia y, a la vez, reducirán el estrés. Pueden dibujar ellos los mandalas o imprimir algunos dibujos y animarlos a que los coloreen.
Cantar es una forma de relajación: Cantar una nana a un niño o niña es una de las formas más tradicionales de calmarles y de que se relaje. Cuando estén mas grandecitos el adulto puede acompañarlo en su canto y así se tranquilizará más.
Bailar es una forma de liberar tensiones: El baile permite expresar sentimientos y emociones por lo que puede ser una buena vía de escape para la energía que tienen los niños y niñas. Se debe elegir canciones que les gusten y bailar con ellos. Además de ser una actividad divertida, seguro que crea un vínculo más fuerte con los hijos e hijas.
Usar un frasco de la calma o de la paz: este método es bastante efectivo para niños con rabietas. Se necesita un frasco grande, agua, colorante y brillantina o glitter de colores. Es importante que este bien cerrado para que no se salga. Cuando el niño o niña se enfade, dale el frasco y deja que lo agite.
Podrá observar cómo el glitter se mueve de forma descontrolada, como él cuando está enfadado. Cuando la brillantina comienza a caer hacia el fondo, el nerviosismo pasa y el niño consigue relajarse.
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Esta metodología se emplea para hacer más ameno, entendible y agradable los ejercicios de relajación para los niños más pequeños al hacerla como un juego. En este caso se emplea un método a través de la imaginación de diversas situaciones en las que necesitarán tensar y relajar diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo:
- Para relajar las manos se les pide que actúen como si tuviesen que exprimir una naranja o limón
- para los brazos y pies que hagan como si se estuviesen hundiendo en el barro
- para los hombros que se protejan como lo haría una tortuga
- para los brazos que se estiren como un gato
- para la mandíbula que piensen que están mascando chicle y
- para el abdomen que lo tensen para evitar que los aplaste un elefante o que hagan como si tuviesen que pasar por un espacio muy estrecho.
Imaginación guiada en un sitio seguro
Este ejercicio es de gran utilidad para rebajar la tensión y ansiedad a través de la imaginación. Se trata de crear en la imaginación del menor un entorno seguro y relajante donde la ansiedad no pueda afectarles. Por ejemplo, una casa de madera en la montaña, un bosque lleno de plantas y animales, un arco iris o un acuario lleno de lindos peces.
Este proceso de imaginación va a ser guiado por el adulto de manera que se logre un ambiente que al niño le sea agradable y tranquilizante. Se puede reforzar la relajación con música suave y un tono de voz calmado y profundo.
Articulo escrito por Margarita Restrepo para VCSradio.