6 minutos. El espionaje es sin duda, una eficiente arma de guerra manejada por China en su complicada relación con occidente.
Cada día los gobiernos occidentales son más conscientes del peligro en que se ha convertido China para sus países. Y en la actualidad una de sus armas más eficientes es, sin duda alguna, el espionaje en todas sus manifestaciones.
Para cumplir sus fines, el gobierno chino acude permanentemente a una serie de estrategias, en su mayor parte sutiles y aparentemente pacíficas. Pero en una de las que ha logrado mayores avances es en el campo del espionaje.
Debemos tener claro que el espionaje es una de las armas de guerra más antiguas, y actualmente es utilizado incluso entre aliados. Gracias a la tecnología es difícil resistirse a la tentación de saber qué dicen los vecinos sobre nosotros.
Pero para el Partido Comunista Chino (PCCh), no se trata solo de curiosidad o de una ayuda en negocios de amigos. Es, simplemente, una forma más de pavimentar el camino hacia su supremacía mundial. Sus planes están milimétricamente trazados, tienen fechas previstas y etapas que deben cumplirse rigurosamente; todo esto, sin afanes, sabiendo que las grandes empresas toman su tiempo.
Todo se remonta a 1989, cuando terminó oficialmente la llamada guerra fría entre EEUU y la URSS. Poco después, en 1991 se presentó la caída de la Unión Soviética, con el desmonte del comunismo en todo su bloque de países. Pero, ya desde 1978, Deng Xiaoping había iniciado, con muchos altibajos, la reforma económica en China. Lo cierto es que, después de la masacre de Tiananmen en 1989, se hicieron ajustes a dicha reforma, y China comenzó su ascenso económico.
Actualmente, se considera la segunda economía mundial. Sin embargo, para el PCCh esta es apenas una etapa en su camino. El gobierno chino gasta enormes cantidades de su presupuesto para cumplir las distintas metas propuestas. Ya sea la industria bélica, las alianzas comerciales con países necesitados de su enorme chequera, la diplomacia en países pobres, esperanzados de captar algo de sus engañosas ofertas de ayuda, o la intimidación a los vecinos díscolos que, si vamos a ver, son casi todos.
Es así que, el espionaje se ha convertido, desde hace varios años, en una de sus herramientas más sofisticadas. El robo de información cubre las más diversas áreas, y es practicado desde el gobierno central hasta empresas en proceso de crecimiento.
Los secretos científicos y tecnológicos son algunas de las cosas más apetecidas por un gobierno, deseoso de tomar atajos para superar a sus rivales, que inocentemente los toman por socios.
Por ejemplo, en enero de 2020 se conoció el caso del americano Charles Lieber, presidente del departamento de química de la Universidad de Harvard. Él participaba en investigaciones con el laboratorio de Wuhan, a cambio de gruesas sumas de dinero.
A través del llamado Plan de los Mil Talentos, Beijing creó una estrategia para captar talentos en otros países. Esto lo hace a través de plataformas como Linkedin, o por medio de empresas fantasma que operan gracias a la poca vigilancia que hay en los programas de intercambio universitario. Es decir, todo medio posible se utiliza para reclutar científicos y estudiantes brillantes que sirvan a sus intereses. Para ello no recurren a la ideología, simplemente se trata de dinero. Sus candidatos suelen ser personajes al borde de la jubilación, que desean mantener su tren de vida.
Pero la ciencia no es el único objetivo. También lo son las empresas de tecnología agrícola, las industrias aeronáuticas, la industria militar, etc. Y la tecnología moderna es una aliada sustancial en esta carrera.
Gracias a los avances de internet, aparecen diariamente nuevas formas de infiltrarse en el corazón de empresas e instituciones gubernamentales, no solo de EEUU sino de la Unión Europea y de todo país que pueda tener información valiosa.
De cualquier modo, a la actual administración norteamericana se le presenta un enorme reto, pues se trata del futuro de su nación como dominante en el mundo.
Para EE. UU, el hecho de estar nuevamente ante una guerra fría, y otra vez con una nación comunista y totalitaria, plantea el interrogante de si está preparado ahora para enfrentar el desafío.
Sorprendentemente, el presidente Biden ha priorizado las diferencias con Putin, sobre las que hay con Xi Jinping. En este tema, Trump tenía muy claro quién es el verdadero rival a enfrentar. No se puede negar que el actual gobierno ha tomado algunas medidas, como la preparación de la CIA para enfrentar al gobierno chino, pero se necesita mucha más determinación.
Naturalmente, no es solo EEUU. Como decíamos al comienzo, la mayoría de los países del mundo libre conocen claramente las intenciones y los procedimientos del PCCh. Solo que parecen prevalecer los intereses inmediatos, sobre un futuro que ellos no quieren ver todavía. Pero desde Beijing, el gobierno chino sí lo ve muy claramente.
Artículo escrito por Carlos A. Morales
Foto de portada: Envato
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