Tiempo de lectura 8 minutos. 10 mil practicantes de Falun Gong se reunieron de manera pacífica para apelar por un trato justo.
“La represión se justificó con el mito de un día de infamia -el 25 de abril-, una ficción inventada como pretexto para llevar a cabo una persecución sin precedentes, una que continúa hasta el día de hoy”., escribió Ethan Gutmann, periodista y analista sobre China.
El 25 de abril de 1999 en Beijing, China, temprano en la mañana, unos 10.000 chinos jóvenes y mayores, seguidores de la práctica espiritual de meditación Falun Gong o Falun Dafa , se reunieron en la calle Fuyou para pedir al gobierno chino que detuviera sus horrendos acosos y arrestos sin causa justa. El día anterior habían detenido a más de 40 practicantes en la ciudad cercana de Tianjin.
Peticiones al Gobierno
Las personas congregadas allí ese 25 de abril tenían tres peticiones fundamentales:
1. Solicitar al gobierno que conceda a la práctica espiritual y no política de Falun Gong, un estatus legal.
2. Permitir a los practicantes de Falun Gong un ambiente sin hostilidad para practicar sus ejercicios de meditación y levantar la prohibición de publicar libros de Falun Gong.
3. Liberar a los practicantes de Tianjin arrestados.
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Una protesta silenciosa
Las imágenes presentadas por el diario español ABC, mostraban una concentración ordenada de personas por unos dos kilómetros. Algunas personas realizaban los ejercicios y la meditación de Falun Gong, mientras que otros se sentaban o leían. Ni los peatones ni el flujo de tráfico fueron interferidos.
Los practicantes siempre demostraron una actitud pacífica y discreta, no se vociferaron consignas ni se agitaron pancartas o banderas, incluso llevaron bolsas para recoger la basura que resultaran.
El periodista Ethan Gutmann en el artículo “Un acontecimiento en la calle Fuyou” escribió: “Ningún registro, filmación o relato creíble sugiere que los practicantes de Falun Gong hicieron algo que fuera ligeramente provocativo durante todo el evento, que duró 16 horas. No arrojaban basura, no fumaban, no cantaban o hablaban con los periodistas”.
Fue la protesta más grande y pacífica en Beijing en años. En la noche, el primer ministro chino de ese entonces, Zhu Rongji , se reunió con algunos practicantes representantes de Falun Gong y sus preocupaciones y solicitudes fueron escuchadas y atendidas. Mas tarde Zhu ordenó liberar a los detenidos en Tianjin y todos se fueron a casa pacíficamente sin imaginarse los problemas que más adelante tendrían a raíz de este evento.
Jiang Zemin, el líder del partido comunista chino PCCh tenía otros planes. Después de este evento, tres meses más tarde, lanzó su campaña de persecución masiva contra los practicantes de Falun Gong.
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Inicio de la campaña de terror
El siguiente 20 de julio, Jian Zemin en ese entonces líder de la República Popular de China emitió una orden para prohibir la práctica de Falun Gong en todo el territorio de China y erradicar el movimiento de Falun Gong, todo con el fin de fortalecer su poder personal y apaciguar la conmoción y revuelta que se vivía en ese entonces en el Partido Comunista Chino PCCh.
La apelación masiva del 25 de abril fue totalmente pacífica y ordenada a pesar del gran número de personas, sin embargo, las autoridades la consideraron como un asedio al gobierno central. Después del evento, Jian quiso probar que Falun Gong estaba organizado y era una amenaza política para el partido y lo utilizó como excusa para lanzar una despiadada persecución contra Falun Gong.
Además, percibió que, por la creciente popularidad de Falun Gong con casi 100 millones de seguidores en tan poco 7 años, se había convertido en una amenaza para la ideología atea del del PCCh. Para llevar a cabo esta persecución, Jian Zemin estableció la Oficina “610” una sociedad extrajudicial con el único fin de supervisar todos los aspectos de la campaña de persecución a los practicantes de Falun Gong.
Desde entonces, agentes de la oficina 610, que operan con impunidad fuera de la ley, han marcado un número inestimable de vidas con sus secuestros, acosos, crueldad y muerte a muchos de ellos.
Esta feroz persecución iniciada por Jiang, fue el comienzo de una nueva campaña de terror comunista que no se veía desde la Revolución Cultural (1966-1976), y que dejó un sinnúmero de muertes y sufrimiento a su paso.
Propaganda descarada del partido comunista
El periodista Gutmann dijo que la acusación de que la apelación representaba una amenaza para el régimen, se reduce a una propaganda descarada del Partido, pero es una noción con la que los medios de comunicación occidentales hicieron eco.
Así mismo escribe: “Debido a que los medios de comunicación occidentales saben tan poco de Falun Gong, esta ficción sobrevive en los relatos del 25 de abril. … Se repite en los trabajos académicos sobre la historia de Falun Gong, y es considerado casi como el pecado original del movimiento”.
Culpar a la víctima
Es una estrategia utilizada por el PCCh para defenderse en su campaña de persecución a Falun Gong. Esta estrategia de “culpar a la víctima” sigue siendo utilizada hoy en día tanto en el interior de China como fuera de ella. Se dan rodeos al informar sobre Falun Gong, haciendo que algunos que apoyarían a Falun Gong, le pierdan simpatía.
La gran verdad es que la represión del régimen chino a Falun Gong no se originó por la protesta del 25 de abril, está ya se había iniciado desde el año 1996, y la persecución a gran escala que pronto se desató y que al día de hoy continúa, habría ocurrido de todas maneras. La apelación del 25 de abril fue simplemente una excusa conveniente. Ciertamente no era la causa.
Según el diario The Epoch Times: “El 25 de abril, entonces, fue simplemente el despliegue de un elaborado engaño, con Falun Gong como chivo expiatorio”.
En los últimos 23 años los practicantes de Falun Gong han trabajado sin descanso para generar conciencia en el mundo entero sobre esta persecución y espera que la comunidad internacional apoye esta denuncia.
Artículo escrito por Margarita Restrepo para VCSradio.net
Locución: Ignacio Lo Bello
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