4:30 minutos. En el relato Compórtate como los muertos vemos por qué debemos ser indiferentes ante los insultos o los elogios. A continuación puedes escuchar o leer este cuento.
Compórtate Como los Muertos
En un remoto lugar de la India, un venerable maestro espiritual había establecido su morada en una gruta cerca de una pequeña aldea. Habiendo alcanzado un alto nivel de conocimiento, sus ojos reflejaban un estado de paz y bondad.
Este maestro tenía un discípulo, quien seguía sus enseñanzas devotamente, deseoso de alcanzar el grado de sabiduría de su ilustre mentor. Cierto día, el joven alumno, después de profundas reflexiones se dirigió a su maestro, con la humildad que le era propia.
-Venerable, estoy confundido. Durante mi visita al pueblo esta mañana, algunos muchachos hicieron burla de mí, diciendo que desperdiciaba lo mejor de la existencia llevando una vida frugal en esta montaña. Pero otros aldeanos me elogiaron, diciendo que yo era un ejemplo para los demás. No supe cómo responder a unos ni a otros.
-A continuación, debes hacer lo siguiente: – le contestó apaciblemente el maestro – Ve al cementerio, y cuando te encuentres allí en soledad, grita tan fuertemente como puedas toda clase de halagos a los muertos.
El joven se dirigió al cementerio de la aldea, tal como se le había ordenado. El silencio era sobrecogedor y sintió una corriente de aire frío que cruzaba entre los árboles. En seguida rompió la tranquilidad del lugar, gritando con todas sus fuerzas muchos elogios y alabanzas a los muertos. Después de un rato, regresó a la gruta con el maestro y le informó que había cumplido lo solicitado.
-Cuéntame, querido discípulo, ¿qué te contestaron los muertos? – le preguntó el maestro.
-No dijeron nada – respondió inquieto el muchacho.
-En ese caso, joven amigo, regresa al cementerio antes de que oscurezca y grítale nuevamente a los muertos, pero esta vez serán insultos y agravios.
De regreso en el cementerio, con un poco más de temor, el discípulo comenzó a gritar toda suerte de ofensas e improperios contra los muertos. Después de esto regresó apresuradamente donde el maestro, quien lo interrogó tan pronto lo vio llegar.
-En esta ocasión, ¿qué respondieron los muertos?
-Nuevamente permanecieron mudos, honorable maestro – contestó el joven.
Mirándolo con una ligera sonrisa, el maestro repuso:
-Ese es el ejemplo que debes seguir. Debes ser indiferente como son los muertos, ante los halagos o los insultos de quienes te rodean.
Reflexión: no debemos ser como veletas que giran enloquecidas según la dirección del viento. Un espíritu fuerte no se conmueve ante las críticas ni ante los elogios; simplemente transita su camino paso a paso, seguro de la meta que persigue.
Cuento indio adaptado para VCSradio.net
Imagen de portada: Carlos Morales G.
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