8 minutos. El comunismo reduce el nivel escolar para crear ciudadanos dóciles e ignorantes, debilitando las sociedades occidentales. Los padres, deben recuperar la educación de sus hijos para salvar la cultura y el futuro.
Sistemas democráticos y educación como pilares de la sociedad
Normalmente, gobiernos y líderes de sistemas democráticos, han entendido que brindar una educación de calidad a los jóvenes es fundamental para el futuro de sus naciones.
De este modo, crearon escuelas tanto públicas como privadas, en las que impartían los conocimientos básicos de lectura, escritura y ciencias. A la par con esto, la formación moral, ética y religiosa, procuraban generar futuros ciudadanos con los valores culturales.
Simultáneamente, la calidad de los conocimientos transmitidos, así como la eficacia de los métodos de enseñanza, permitieron, ya a finales del siglo XIX, conducir a los jóvenes hacia los estudios superiores con las herramientas necesarias para convertirse en profesionales competentes. Esto ayudó al desarrollo social y económico de las sociedades.
Un espectro acechando desde Europa: el comunismo
A medida que se producía la excelencia educativa, un espectro acechaba desde Europa, dispuesto a derrumbar todo lo que con tanto trabajo se había construido.
La filosofía comunista, concibe a la educación como una herramienta perfecta para crear una generación sometida. Su objeto era crear un sistema educativo apto para ser un arma contra el “progreso social” de occidente. Fue así que, comenzó desde temprano en el siglo XX a apropiarse de las escuelas primarias.
Las dos metas centrales son la reducción del nivel escolar y el adoctrinamiento desde una edad temprana.
Para cumplir la primera meta, se fue modificando el modelo educativo, abandonando la tradición que había forjado mentes brillantes en el pasado. Al dejar en manos de los mismos alumnos la decisión de enfocarse solo en aquello que les atraía, los maestros perdieron autoridad y el facilismo se fue imponiendo en las escuelas.
El investigador educativo de Nueva York, John Taylor Gatto, afirma que, si examinamos un libro escolar de quinto grado de 1850, hoy día se consideraría de nivel universitario. En la medida que se busca que más alumnos accedan al nivel universitario, se bajan los estándares de las calificaciones. De esta forma se fomenta la mediocridad, en vez de multiplicar la excelencia.
Por otro lado, las escuelas se han ido convirtiendo en fortines de adoctrinamiento de toda clase de ideas promovidas por la ideología progresista. De este modo, los niños aprenden desde temprana edad que el género sexual no es biológico sino asignado por el capricho de los médicos. La teoría crítica de la raza se convierte en el eje de la historia de nuestras naciones. Incluso la política se infiltra en las aulas, conduciendo a los jóvenes hacia las ideas de izquierda. Esto, antes de que puedan adquirir el criterio para tener claridad sobre ese complejo tema.
Mientras tanto, las matemáticas, la literatura o las ciencias pasan a un segundo plano. Igualmente, la comprensión de lectura que les permitiría, en el futuro, obstruir el adoctrinamiento al cual se les está sometiendo.
Escuelas y maestros subordinados a una nueva religión
Naturalmente, el tratamiento dado a los niños y jóvenes necesita de la complicidad, muchas veces involuntaria, de quienes tienen el deber de educarlos. Especialmente las escuelas públicas deben regirse por normas dictadas desde los gobiernos. Pero estos se enfocan en la promoción de las banderas adoptadas por el comunismo y el progresismo.
Continuando el proceso, al final de la cadena, los maestros transmiten todo este tipo de ideas desviadas, basándose en libros distribuidos o autorizados por las entidades educativas nacionales. Siendo como son los maestros, víctimas al igual que sus alumnos, no les quedan muchas opciones aparte de transmitir tales ideas.
Sumado a la desmotivación por los bajos salarios y pocas oportunidades de mejorar sus conocimientos, los profesores gozan cada vez menos de reconocimiento social. Tanto padres como alumnos solo los ven como empleados de poco nivel, obligados a brindar buenas notas a muchachos carentes de guías morales.
Como resultado de todo lo anterior, la calidad educativa disminuye permanentemente. Las nuevas generaciones han entrado en una espiral de idiotización e ignorancia que parece no detenerse. La baja calidad educativa es reforzada por las redes sociales, los videojuegos, los medios de comunicación y el cine y demás formas de entretenimiento, superfluas y carentes de sentido.
El resultado final, es el de millones de personas en todo occidente creyendo ciegamente en una serie de ideologías sin sustento científico, moral, ni de respeto a su cultura. Esta es la sociedad anhelada por el comunismo: ignorante, dócil y dispuesta a destruir todo por unos ideales que no les pertenecen.
Debemos concluir que, si las sociedades pasadas buscaron y consiguieron el progreso mediante la investigación y la difusión del conocimiento, la sociedad actual va camino de la destrucción al olvidar los valores que crearon sus antepasados.
El comunismo, como una nueva religión perversa, se está expandiendo y controlando el mundo moderno. Los feligreses ignorantes, se sienten orgullosos de pensar de acuerdo a lo que se les ha inculcado, con la creencia de que ‘al fin son libres de las ataduras del pasado’.
¿Cómo se puede revertir el daño?
Cuando se dice que se debe aplicar remedio desde la cuna, se quiere decir que corresponde a los padres librar la batalla contra el espectro comunista, cada vez más visible.
Por esto, los padres deben recuperar, primero que todo, el derecho a educar a sus hijos. Los estados han estado restringiendo ese derecho cada vez con más agresividad, pero al interior del hogar no puede imponer reglas si no se le permite.
Especialmente en EEUU y Europa, cada día se despierta más la conciencia de primar la educación en el hogar. Esto indica que sí se puede revertir esta decadencia.
No es tarea fácil, pero se debe entender que, más importante que el legado material a los hijos, es la transmisión de los valores que permitan recuperar la sociedad tradicional. De ello depende no solo el bienestar de las generaciones futuras sino la supervivencia de nuestra civilización.
Desde siempre, el hogar fue la primera escuela de formación de los niños. La instrucción científica, cultural y profesional se adquirió, posteriormente, en las instituciones educativas. Los pilares fundamentales siempre fueron transmitidos por los padres. Esto es lo que los gobiernos, sometidos a las ideas comunistas, han estado usurpando.
Si los padres tienen esto claro, si comprenden el peligro que corren sus hijos dejados al azar en manos de gobiernos ideologizados y, muy frecuentemente, corruptos, seguramente iniciarán la tarea más importante de cara al futuro.
Todos entendemos que no es una guerra fácil de ganar. Pero los padres tienen en sus manos el arma más poderosa: el amor y el respeto hacia sus hijos, algo que un gobierno extraño jamás podrá brindarles.
Análisis de Carlos Morales sobre el tema de la educación del Capítulo 12 del libro Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo, para VCSmedia.net
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