5 minutos de lectura. El brote de covid en Shanghái ha provocado una fuerte reacción del gobierno chino. Pero esta acción está resultando más letal que la plaga a la que combaten.
La política de “cero covid” promovida por el gobierno chino en su territorio aparenta ser algo positivo. Pero lo que se puede apreciar por los medios informativos, es el atropello a los derechos de los ciudadanos de Shanghái.
Desde el comienzo de la pandemia del covid-19, los ojos del mundo se posaron sobre China, por el origen del virus en Wuhan. Pero el gobierno del Partido Comunista Chino, PCCh, se ha esforzado no solo por negar tal origen, sino por exhibir la eficacia del control al avance del covid en su país.
Así es que, mientras todos los países reportaban millones de casos tanto de contagios como de muertes, desde China llegaban cifras realmente increíbles por lo bajas, tratándose del país más poblado del mundo.
De todos modos, en la actualidad, ya nos hemos habituado a convivir con el virus. Este ha mutado constantemente dejando más de seis millones de muertos en estos dos años largos.
Gracias a los programas de vacunación masiva, las cifras globales han bajado considerablemente en los últimos meses. Esto ha permitido relajar las estrictas medidas de control que se implementaron en el primer año; aunque estamos lejos de superar totalmente la crisis, ya no parece ser un asunto prioritario.
Lo que preocupa ahora a los gobiernos mundiales es recuperar la economía y solucionar los problemas sociales generados por las restricciones al trabajo y la movilidad.
Pero este no parece ser el caso de China. Aunque ese país también ha sido fuertemente golpeado en su economía por los confinamientos y las dificultades para el comercio, el gobierno sigue más preocupado por la erradicación del virus.
Esto es porque, mientras en la mayoría de los países se habla de cifras muy bajas de nuevos contagios, en China aparecen brotes en regiones donde parecía estar controlada la situación. Y, ante la política lanzada por el gobierno de “cero covid”, produce inmediatamente una serie de medidas extremadamente restrictivas.
Pero el caso más alarmante se ha presentado en Shanghái, principal centro financiero del país, y con una población de 26’000.000 de habitantes. Cuando decimos alarmante, no se trata de la cifra de contagios (más de 20.000 diarios), sino de las medidas adoptadas para frenar el brote.
Aunque el PCCh hasta ahora solo reconoce que han muerto tres pacientes (la prensa internacional calcula muchos más), ha tomado una serie de medidas que ya tienen a la población al límite de la desesperación.
Se trata de confinamientos extremos en los hogares que, en muchos casos, ni siquiera pueden adquirir alimentos. Supuestamente las autoridades entregan lo necesario, pero con una población tan enorme, esto no ha funcionado. Como consecuencia, crecen las protestas por la falta de alimentos.
Esto sin contar el problema de salud mental que ha generado depresión profunda; lo anterior ha conducido a muchos al suicidio, en medio del desespero por la pérdida de todos sus derechos.
Por otra parte, a los contagiados se les recluye en centros de cuarentena, y a los niños se los separa de sus padres cuando se da el caso. Como se sospecha que los animales transmiten el virus, se sacrifican las mascotas, sin ninguna contemplación.
Además de todo esto, ante la falta de sitios adecuados para los confinamientos obligatorios, se exige a muchos ciudadanos ceder sus viviendas para tal fin. Esto, naturalmente ha generado protestas que, como es usual en este país, terminan en arrestos y golpizas.
Las noches suelen ser inquietantes, con calles vacías, y luces prendidas, a la vez que se escuchan gritos de los residentes, como si se tratara de una película distópica sobre alguna ciudad asediada por el terror.
Para frenar esto, el gobierno envía drones que repiten una y otra vez: “Controla el deseo de libertad de tu alma. No abras la ventana ni cantes”. Esto aterroriza aún más a la gente encerrada. Sin embargo, el pueblo chino ya lleva más de setenta años controlando ese deseo de libertad.
A pesar de todo, muchos se atreven, aunque tímidamente, a salir a las calles a protestar, o comentan su inconformismo por las redes sociales.
¿Será que el PCCh está midiendo el grado de resistencia de la población? En los últimos meses se ha percibido claramente un endurecimiento del control del gobierno sobre la gente, y con una presión tan grande como la que vive Shanghái, se puede saber qué tan dispuestos están a romper el cerco del autoritarismo comunista.
Lo cierto es que todas estas medidas tienen inconformes a los habitantes de la populosa ciudad, la cual además se encuentra en medio de una crisis financiera por el freno a la industria y el comercio.
En el mundo la gente se pregunta qué pasa por la mente de los dirigentes del PCCh, para que actúen en forma tan irracional. Aunque, ‘racionalidad’ no es una palabra de mucho interés para el gobierno chino. Ya sometieron al pueblo a la ‘Gran Hambruna’, seguida por la ‘Revolución Cultural’, las cuales dejaron millones de muertos… y siguen tan campantes.
Esto demuestra cómo al PCCh jamás le ha interesado la suerte de su nación. Así que, lo que pueda pasar con Shanghái, seguramente no es más que una estadística, un medio para estudiar de cerca las reacciones del pueblo ante la presión excesiva para combatir una plaga que el mismo PCCh creó.
Escrito por Carlos Morales G.
Foto de portada: Captura de pantalla YouTube – TZC
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