6 minutos. En todos los océanos del mundo se han encontrado antiguas ciudades sumergidas. Pero la de Yonaguni, en Japón, aún no nos entrega todos sus secretos.
El submarinista Kihachirō Aratake, aficionado a la observación de tiburones, se sumergió en 1987 en un área del archipiélago de las islas Ryukyu, al sur del Japón. Interesado en explorar sitios nuevos, incursionó en un sector cerca de la isla Yonaguni. Bajó hasta 25 metros, y de repente quedó abrumado: estaba en presencia de las ruinas de una gigantesca estructura.
Tan pronto como se conoció el descubrimiento, el geólogo Masaaki Kimura, de la Universidad japonesa de Ryukyu, al frente de un equipo inició la exploración del lugar. De acuerdo a sus estudios, se ha datado en más de 10.000 años, lo cual implica que se trataría de una civilización muy antigua pero sorprendentemente avanzada en las técnicas constructivas.
La gran pirámide
Fundamentalmente, el monumento se trata de una formación piramidal, constituida por enormes piezas de roca perfectamente cortadas, y abarca un área de 60 por 50 metros. En el transcurso de las exploraciones se han encontrado otras construcciones, similares a los zigurats mesopotámicos.
Igualmente se han descubierto estructuras semejantes a pequeños templos, una especie de estadio y carreteras rectilíneas que intercomunican las diversas estructuras. También destaca un muro de contención, canales de drenaje, escaleras talladas con precisión, así como herramientas de piedra.
Todo este conjunto rodea al monumento principal, conformando una especie de pequeña ciudadela, de la cual sin duda aún queda mucho por explorar.
Entre las hipótesis que se esgrimen en Japón, está la creencia de que puede tratarse de una fracción del continente perdido de Mu, teoría que ha inquietado a muchos investigadores desde el siglo XIX, la cual explicaría las similitudes de civilizaciones orientales y americanas.
De todos modos, es innegable que Yonaguni se ha convertido en uno de los hallazgos más fascinantes de los últimos años, a pesar de las controversias acerca de su origen.
Teorías enfrentadas
Como es de esperarse en este tipo de descubrimientos, a los científicos convencionales se les dificulta creer algo diferente a que se trate, simplemente, de una formación natural, como otras existentes en el planeta, como sostiene el geólogo Makoto Otsubo, también japonés.
Pero la complejidad de las estructuras, el tallado de las rocas, así como su disposición, hacen difícil creer que se trata de formaciones naturales. Por este motivo, son muchos los investigadores serios que no descartan la posibilidad de una construcción humana.
Es entendible que pensar en una obra de tal tecnología con una antigüedad de 10.000 años no es fácil de aceptar para la ciencia ortodoxa, pues eso va en contra de muchas de las conjeturas que se dan por ciertas. Pero cada día aparecen más vestigios que indican la existencia de civilizaciones muy anteriores a las épocas históricas.
Misterio eterno
Durante siglos se ha conocido la existencia de ciudades desaparecidas bajo el lecho del mar después de enormes catástrofes, como la Atlántida y la isla de Thule. Estas creencias siempre han levitado entre el mito y la realidad, generando múltiples teorías nunca comprobadas.
Pero es innegable que, como en el caso de Yonaguni, una vez aparece la probabilidad de que alguna de esas leyendas pueda ser cierta, muchos hombres de ciencia están prestos a desvirtuarla.
Por lo tanto, es muy posible que sea ese empecinamiento en negar toda evidencia, lo que impulsa aún más a los espíritus inquietos a buscar esas verdades que contradicen la ciencia establecida. Porque, así como en la antigüedad se condenaba a quienes se atrevían a controvertir las verdades oficiales, como le ocurrió a Sócrates o a Galileo, ahora la ciencia, como una nueva religión, condena a quien osa negar sus verdades escritas en piedra.
Sea como fuere, Yonaguni constituye un nuevo desafío, que pone en tela de juicio muchas de las creencias acerca del desarrollo de las civilizaciones. Por ahora, solo debemos esperar que nuevos hallazgos puedan correr el velo de este nuevo misterio sumergido bajo las aguas del océano.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Tema musical: Noah´s ark de Kitaro
Foto de portada: Dos monolitos casi rectangulares paralelos en el Monumento Yonaguni, también llamados “Megalitos gemelos”. En la imagen, los buzos tocan los monolitos para dar la sensación de escala. Wikimedia Commons
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