12 Minutos. El Fantasma del Miedo es un cuento sobre el buen trato a la niñez y las relaciones dentro del hogar, que pueden escuchar o leer los padres con sus hijos.
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EL FANTASMA DEL MIEDO
Andrés, con tan solo 5 años, vivía con sus padres, en una casa grande con puertas y ventanas de color verde; en un barrio muy bonito en el centro de una gran ciudad.
Los días los pasaba… entre consentimientos y cuidados por parte de sus padres; salir al parque los domingos y comer helado, eran sus actividades favoritas… pero jugar fútbol con su papá, lo hacía sentir un niño muy feliz.
Con el paso del tiempo, las cosas fueron cambiando. Cierto día, después de la cena; la mamá lo acompaña al cuarto, lo cubre con las mantas y le dice: Hijo mío, hasta mañana, -duerme bien-.
De pronto, un fuerte murmullo lo despierta…quedando sentado del susto, ¡son gritos de mis padres!… ¿Qué está pasando?
Sale del cuarto… baja la escalera teniendo cuidado de no ser descubierto, se sienta en un escalón y observa por entre la baranda; su mamá estaba llorando, el papá la regañaba con fuertes palabras.
¿Por qué regañas a mi mamá? Preguntó con la voz entrecortada.
¡Vete para el cuartoooo!… Ordena el papá, con un tono fuerte de voz. Andrés se asusta… sale corriendo y se mete entre las mantas temblando de miedo…de pronto en medio la oscuridad del cuarto.
Ahí estaba el fantasma del miedo
Que me abrazaba con sus peludos brazos,
Y me miraba con sus espantosos ojos
Y mi corazón hacia bum, bum, bum
Al siguiente día: la mamá entra al cuarto, corre las cortinas y con voz distante le dice: ¡Levántate, se te hace tarde para ir al colegio! Con algo de sueño se puso en pie, no había dormido bien y se sentía cansado y triste. ¡Buenos días mamita! no hubo respuesta.
De camino al colegio; la mamá lo toma de la mano: ¡me estás apretando muy fuerte mi mano y me duele!… sus pies volaban por el aire, iban muy de prisa: ¡mamita camina despacito, mira que mis piernas son más cortas!… pero ella no lo escuchaba. Él se sentía muy cansado, acalorado…sin decir una palabra, lo entró al salón y se marchó…él, solo sentía la presencia del fantasma del miedo.
La comunicación entre sus padres empeoraba: Al papá le gustaba tomar un jugo de unas botellas de donde salía un olor fuerte, que a Andrés le hacía picar la nariz y seguía regañando su mamá, con fuertes palabras…no jugaban con él, ni tampoco lo escuchaban y si jugaba solo, lo regañaban: ¿Por qué haces tanto ruido? ¡Recoge ese desorden!, ¡come todo sin dejar nada, amarra esos cordones!, ¡no sirves para nada, vete el cuarto! Todo eran gritos y órdenes.
Ahí estaba el fantasma del miedo
Que me abrazaba, con sus peludos brazos
Y me miraba con sus espantosos ojos
Y mi corazón hacia bum, bum, bum
En el colegio, no disfrutaba del juego, no quería colorear, ni pintar, quería estar solo; que nadie le hablara, se alejaba junto a la pecera, este era su lugar favorito; ¡los peces nadaban muy tranquilos, lo miraban y abrían sus pequeñas boquitas para decirle! ¡Hola Andrés! y le enviaban muchas burbujas Glo glo glo
Cuando la mamá lo iba a recoger al colegio; las manos le sudaban, no quería volver a casa; también tenía que seguir sus largos pasos…los compañeritos se alegraban de ver a sus padres y se abrazaban y les contaban lo que habían aprendido, y a él, ni siquiera le preguntaban cómo le había ido.
Una mañana me desperté y… “¡Oh, no!” mi pijama está mojada y mi cama también… se quedó quieto muy asustado, pues se había hecho pis, y lo iban a regañar…
Ahí estaba el fantasma del miedo
Que me abrazaba con sus peludos brazos
Y me miraba con sus espantosos ojos
Y mi corazón hacia bum, bum, bum.
Los ojos se le cerraban, tenía mucho sueño zzzzz… ¡De pronto, el cuarto se llenó de rayos de luz resplandeciente! Y… un ángel, con unas grandes alas estaba sentado junto a él, ¡se puso muy contento!
¡Hola Andrés! soy tu fortaleza. Yo sé, porque estas triste y asustado y vine a ayudarte a combatir el fantasma del miedo. Mañana cuando estés desayunando, le vas a decir a tus padres lo siguiente: se le acercó al oído y le dijo un gran secreto. Psss psss psss
Al amanecer, Andrés se levantó muy feliz. Y antes de que la mamá les sirviera el desayuno les dijo: ¡Papá, mamá, buenos días! Yo soy, un regalo del cielo para ustedes y su deber es hacer de mí un niño feliz. Pero con sus regaños, gritos y palabras desagradables me llenan de mucho miedo; tiemblo cuando los veo, ya no quiero ir al colegio y me siento muy triste; les pido que cuando estén furiosos: respiren profundo, se controlen y me hablen con palabras amables, soy un niño y hasta ahora estoy aprendiendo. ¡Por favor trátenme con amor!
Los padres se miraron con gran sorpresa ante sus palabras, pues sin darse cuenta lo estaban maltratando. Formando en su corazón “el fantasma del miedo”
A poco tiempo, sus padres fueron cambiando; hablaban en voz baja y siempre pendientes de él; lo orientaban con cariño. Celebraron su cumpleaños, invitando a los compañeros del colegio a una gran piñata y antes de partir la torta; el papá se inclinó frente a él y le dijo: Hijo, te ofrecemos una disculpa por haberte lastimado y te prometemos que de ahora en adelante seremos un ejemplo en nuestro comportamiento y te trataremos con amor. Se dieron un fuerte abrazo.
Por las noches los padres lo acompañan al cuarto y le leen un cuento; Andrés se acomoda para recibir la visita de su ángel, que desde el cielo le trae secretos mágicos para disolver “el fantasma del miedo”
Moraleja
El buen trato y una crianza con amor harán de nuestros niños seres emocionalmente estables, felices y productivos así mismos y la sociedad.
Escrito por: Consuelo Blanco Mejía.
Imagen diseñada con ilustraciones de Pixabay.com