5 minutos. Un rey inquieto aprende una valiosa lección acerca de la iluminación.
Un Rey Aprende Valiosa Lección Durante una Ejecución
El rey de un cierto reino muy próspero, gustaba de informarse sobre las cuestiones espirituales y metafísicas. Tenía como maestro a un yogui muy sabio, quien constantemente lo instruía y le despejaba sus dudas.
Había tomado la decisión de alcanzar la iluminación espiritual, y tenía claro que para ello necesitaba mucha determinación y constancia. Pensando sobre todo esto, le entró la duda de si debería alcanzar más de una iluminación, y esta duda le quitaba el sueño.
Queriendo despejar este interrogante de una vez por todas, pidió que llamaran a su maestro.
-Venerable yogui –le dijo-. Como bien sabes, estoy poniendo todo mi empeño en la búsqueda de la iluminación, y no me importa pasar por tantas dificultades, pues sé que al final encontraré un reino mejor que el de este mundo. Pero hay algo que me inquieta: ¿solamente se requiere alcanzar la iluminación una vez o se necesitan varias de ellas?
El yogui lo miró apaciblemente y le contestó:
-Señor, mañana te daré la respuesta que deseas.
Esa noche el rey se acostó pensando en la posible respuesta que le daría su maestro, y se sumió en un sueño intranquilo, deseando que llegara el nuevo día para aclarar su duda.
Tan pronto los primeros rayos del sol entraron por las ventanas de la alcoba real, comenzó a prepararse para asistir a una ejecución que se debía llevar a cabo muy temprano.
Se trataba de un hombre que había asesinado a varias mujeres, por lo que se le había sentenciado a morir en la horca. Al momento de dictar sentencia, el juez, indignado por la maldad de este criminal, había dicho que tal era su perversidad, que debía ser ahorcado tantas veces como crímenes había cometido.
Cuando se dirigía al sitio de la ejecución, el monarca se encontró con el yogui, y apartándose de la comitiva, le preguntó si ya le tenía la respuesta a su inquietud. Él le contestó:
-Señor, permíteme asistir a la ejecución, y después te responderé gustosamente.
Entonces, el rey lo llevó al patio de las ejecuciones, donde asistieron a toda la ceremonia usual para estos casos. Una vez el asesino fue ahorcado, el monarca, muy inquieto, le preguntó nuevamente al yogui:
-¿Ahora ya puedes responder a mi pregunta?
-Por supuesto, majestad –contestó el yogui-. Por lo que pude escuchar, el juez opinaba que el asesino debía ser ahorcado tantas veces como crímenes cometió. Ahora que ya fue ejecutado, ¿pueden ahorcarlo nuevamente?
Mostrando su sorpresa, el monarca contestó:
-Naturalmente, es imposible. Una vez muerto, ¿cómo podría ser ahorcado de nuevo?
Ante esto, el Yogui repuso:
-Ahí está la respuesta a su inquietud, majestad. ¿Puede un hombre que ha alcanzado la iluminación, iluminarse nuevamente?
Cuento anónimo indio adaptado para VCSradio.net
Portada: Carlos Morales Galvis
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