10 Minutos. Dibujitos de Halloween es un hermoso cuento que puedes escuchar o leer a continuación:
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Hubo una vez un mago malo, malísimamente malo, que tuvo la catastrófica idea de utilizar todas sus piedras mágicas para conseguir el conjuro más aterrador. ¡Quiero que sea algo tan terrible, siniestro y lo suficientemente malvado! Exclamó lleno de euforia.
Hasta que un día observó a unos niños pequeños dibujando en la escuela.
Una persona normal que pasó por allí observó con atención y muy pensativa dijo:
¡Estos dibujos de líneas torcidas y un poco difíciles de entender son una maravilla, para haber sido realizados por estos niños tan pequeños!
Pero los malvados ojos de aquel mago vieron una cosa muy distinta: ¡Lo que yo veo es una aterradora fábrica de monstruos! Gritó
Supongo que algo de razón tendría: después de todo, los dibujos de los niños suelen tener las cabezas grandes, peludas y deformes; o demasiados brazos y piernas; y además casi siempre están llenos de colores, y tienen ojos inmensos, dedos larguísimos y bocas torcidas.
Entusiasmado, el mago corrió a su guarida, juntó tanta magia como pudo y, al caer la noche, gritó con sus palabras mágicas a las sombras:
“Criaturas de la noche,
Criaturas del papel,
Las que dibujan los niños,
Un poco más mal que bien
Cada año, en esta noche
Deben salir a correr”
Ojalá pudiera decir que era un mago lamentable y su magia no salió bien, pero no sería verdad. Su magia fue perfecta, y esa noche todos los dibujos de los niños pequeños cobraron vida, empezaron a desprenderse de sus cuadernos convertidos en monstruos de boca torcida que asustaron a todo el mundo. Por las calles todos empezaron a correr espantados ante la presencia de tal fenómeno. Eso sí, fue precisamente aquel mago tonto quien más miedo pasó.
¡Pero qué es esto tan aterrador, no me miren ay, ay no, no, no me toquen, que alguien me ayudeeee!
Tartamudeando, lleno de pánico y sin pensarlo el mago salió huyendo de allí tan rápido que nadie volvió a verlo nunca. Y de esta forma, habiendo desaparecido el sin anular su magia, cada año, al llegar aquella noche, los dibujos despertaban y aterrorizaban a todo el mundo.
Habían pasado casi cien años de sustos cuando Nora, una viejecita arrugada que aún conservaba su alma de niña. ¡
Ay, pero que es esto que estoy viendo, estos monstruos se parecen mucho al dibujo que hice hace tantísimos años atrás. Dijo muy sorprendida. A la mañana siguiente, buscó entre sus viejísimos cuadernos y encontró el dibujo y al mirarlo…
¡Jajajaja pero si lo hice con la boca torcida jajajaja y los gruñidos de esta boca torcida incapaz de hablar son lo que más miedo me daban y me asustaban del monstruo jajajaja! Así que tomó una goma y un lápiz, y cambió la boca torcida por una gran y perfecta sonrisa. Aunque Nora era viejísima, esperó un año entero sin morirse, y sin ponerse enferma ni siquiera un día, de tantas ganas que tenía de comprobar si el cambio en su dibujo tendría algún efecto en el monstruo…
Y vaya si lo tuvo, porque esa noche hubo un monstruo que no andaba gruñendo ni dando sustos, sino que se portaba de forma amable y sonriente. Y, sin perder ni un minuto, Nora juntó a sus muchos nietos, bisnietos y tataranietos, y les envió a buscar sus antiguos cuadernos para cambiar hasta la última de las bocas torcidas por una gran sonrisa. Y, con su nuevo aspecto amable y simpático, aquellos monstruos ya no daban nada de miedo, sino que entraban ganas de regalarles dulces y golosinas.
Y así fue cómo los niños de todo el mundo aprendieron, a base de dibujar sonrisas, a convertir cualquier tipo de monstruo en una criatura simpática, amable y divertida. Desde entonces la aterradora noche de Halloween se convirtió en una gran fiesta de buenas costumbres y tradiciones, en medio de presentaciones artísticas; compartir de deliciosos manjares típicos y acompañado de sonoras sonrisas.
Adaptación para radio de VCSradio.net al cuento publicado en cuentosparadormir.com
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