Los Orfebres Piadosos


4 minutos de lectura. En ocasiones la piedad oculta un rostro perverso que solo busca sacar ventaja de quienes quieren creer. Conozcamos la historia de unos orfebres que eran muy piadosos.



En una aldea de la India, muy conocida por el intenso comercio que atraía a visitantes de toda la comarca, se establecieron cuatro orfebres que rápidamente se hicieron muy conocidos. Ante todo, los vecinos los respetaban por la profunda piedad que mostraban.

Todo el que entraba a la orfebrería podía observar las imágenes de Vishnú y de Shiva. Además, siempre llevaban colgando sobre el pecho collares de semillas sagradas, mientras en sus labios constantemente se encontraba presente el nombre del Divino.

Todas estas manifestaciones les generaban el respeto de los aldeanos, quienes se habían convertido en clientes fieles de tal establecimiento, que era casi como un templo. Pero tal vez lo que más los impresionaba, era que cada vez que algún cliente entraba a la tienda, los orfebres repetían, por turnos, los nombres de diferentes divinidades hindúes.

Tan pronto como llegaba un potencial cliente, uno de los hombres exclamaba: “Keshava, Keshava”. En seguida, otro decía con fervor: “Gopal, Gopal”. Poco después, el tercero recitaba: “Hari, Hari”. Ante esto, el cuarto orfebre expresaba con vehemencia: “Hara, Hara”. Ante tan sagradas palabras, los clientes nunca dejaban de comprar y se sentían agradecidos, aunque los precios les parecieran muy altos.

Todo esto, porque se trataba de los nombres de diversas divinidades del panteón hindú, con lo que los aldeanos se sentían bendecidos por tan virtuosos orfebres. Lo que ninguno tenía en cuenta es que estos cuatro hombres no eran hindúes sino bengalíes, y en su lengua, tales palabras tenían significados diferentes.

Por lo tanto, Keshava significa, “¿Quiénes son?”, que era lo que realmente preguntaba el primer orfebre. El segundo contestaba “Gopal”, que quiere decir, “un rebaño de vacas”. “Hari”, que era la pregunta del tercero, es “¿Puedo robarlos?”. A esto, el cuarto contestaba “Hara”, que quiere decir: “sí, róbalos”.

De esta forma, los pícaros orfebres se aprovechaban de la confusión del lenguaje, esquilmando a los incautos aldeanos. Con ello ocultaban sus perversas intenciones, detrás de la máscara de una piedad que no poseían.


Cuento anónimo indio, adaptad para VCSradio.net

Imagen de portada: Carlos Morales Galvis

Narración: Javier Hernández

Música de fondo: In Asia – CrazyTunes-Envato

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