11 Minutos. Una amistad de 4 patas es un divertido cuento que enseña sobre el trato a las mascotas y que puedes escuchar o leer a continuación:
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UNA AMISTAD DE CUATRO PATAS
Cierto día, Manchas una perra dálmata, sale a dar su acostumbrado paseo por el parque en compañía de su dueña Carmela. Manchas es admirada por su belleza y porte al caminar, pues le gusta captar la mirada de los perros de la cuadra, pero en especial de Motas, la mascota de Ramón el vigilante del sector.
Manchas, se acerca sigilosamente a Motas parpadeando sus largas pestañas… Cuando de pronto… siente un fuerte tirón, que proviene del collar que lleva por el cuello; sus ojos se brotan y emite un gruñido -grrrrrr- haciéndola retroceder, se aferra al piso con sus garras, pero la fuerza de su dueña es mayor; se va muy afligida, puesto que no pudo conversar con su amigo Motas, quien se queda abatido al no poder saludar a su querida Manchas.
Manchas, muy enojada emite un ladrido de disgusto ¡guau guau guau! y sigue a su dueña, -de camino a casa-. Motas observa como Manchas se aleja y se pierde en la distancia, mientras él se va caminando libremente meneando su cola junto a su dueño Ramón para hacer la ronda de vigilancia del sector.
En la tarde, cuando Carmela regresa del trabajo a casa… Manchas, la espera alegremente tras la puerta. Carmela muy entusiasmada la levanta y le dice:
¡mi bebé, te traje un hermoso regalo! Y de una bolsa saca una falda de color blanco con pepas rojas y muchas arandelas:
¡Mira lo que te compre! Manchas se sorprende ¡Oh no! ¿Qué es eso?… estropeará mi hermoso pelaje…salta por entre los muebles de la sala, corre por detrás de las cortinas ¡guau, guau, guau! Pero es atrapada por su dueña y se lo coloca… quien la mira muy emocionada.
¡Que hermosa te vez, mi pequeña Manchas!
La mascota se siente enojada, esta acalorada, muy incómoda y preocupada: —¡ya no podré lucir mis hermosas manchas!… mis amigos se van a reír de mí, no estoy acostumbrada a ponerme ropa; -con disgusto, emite ladridos de inconformidad-. ¡Guau, guau, guau!
Carmela la lleva a dar su paseo acostumbrado; Manchas sale con la cabeza baja, está muy triste, no quiere ir, pero no hay otra opción, pues es una necesidad salir. Al llegar al parque, Motas, asoma la cabeza abriendo sus enormes ojos con gran sorpresa. ¿Mmm? ¿qué te han puesto? Te ves muy graciosa, los perros no necesitamos ponernos ropa… y se fueron acercando más mascotas en torno a Manchas: unos ladraban, gua, guau, guau; otros aullaban auuu, auuu, auuu y otros gruñian grrrr, grrr, grrr pues desaprobaban su apariencia. En la noche Manchas toma la decisión de quitarse el incómodo traje, con ayuda de sus patas y fuertes colmillos logra liberarse de la ropa. ¡Uffff que fresca y libre me siento, ahhh me acostaré a dormir!
A la mañana siguiente, siente los pasos de Carmela tac, tac, tac; -es hora de salir, haber bebé, ven te coloco el collar- ¿Qué hiciste con tu traje? – . La mascota con sus patas lo desliza lentamente manifestando su rechazo y descontento. Su cabeza y sus orejas caen, plo, plo, plo se siente muy abrumada.
Los rumores corrieron por todo el sector y al parque acudieron todas las mascotas caninas y formaron un gran círculo entorno a Manchas; cada uno dio su opinión, pues algo semejante les estaba ocurriendo. Caramelo dice: ¡Siii! a mí me compraron unas enormes gafas; Luky agrega, a mí me están poniendo un enorme morral, ¡uyyyy! Si que pesa; Bruno comenta: a mí me tejieron un saco, me acalora y me pica mucho. Luna añadió: Y yo tengo que dormir en su cama:
Una gran preocupación los invadió, pues sus dueños los estaban humanizando; y pronto un mensaje redactaron, pues con sus costumbres estaban acabando. Después de un largo rato de comentar su situación.
Manchas manifestó:
Queridos dueños:
Queremos lucir nuestros hermosos pelajes que la naturaleza nos ha dado: saltar en los charcos; hacer volteretas y recoger el rocío del pasto; estirar las patas y las manos y escuchar el crujir crash, crash, crash de la hierba cuando la pisamos; alejar el peligro cuando se está acercando; vigilar su sueño cuando están descansando, celebrar cuando a casa están llegando, ser fieles amigos por siempre sin nuestra esencia dejar de lado; llevaremos nuestros collares y correas, con sus números de contacto y caminaremos muy juntico a ustedes para tener la seguridad de no extraviarnos.
Y motas agregó:
Gracias por sus cuidados. Pero queremos seguir siendo los seres como hemos sido creados.
Todos celebraron emocionados con un fuerte aplauso y lo firmaron con sus hermosas huellas. En las mañanas Motas, cuando salía a dar la ronda con su amo Ramón, llevaba en su hocico un mensaje y lo iba dejando en los buzones de las casas de sus dueños.
Y así, fueron desapareciendo los accesorios que tanto les incomodaba; las mascotas celebraban el poder mostrar y disfrutar de su hermoso pelaje con libertad y caminar felices junto a sus dueños, quienes los aprendieron amar con su naturaleza real.
Y colorín colorado este cuento se ha terminado.
Escrito por:
Consuelo Blanco Mejía.
Diseño gráfico realizado con imágenes de Pixabay.com