¿Dónde está el Papa Mientras se Masacra a los Católicos en Nicaragua?


5 minutos de lectura: Hasta la fecha, sólo se han escuchado unas tibias palabras del Papa sobre los católicos en Nicaragua. Veamos qué sucede.


En las últimas semanas ha resaltado en las noticias internacionales la brutal represión del régimen de Ortega contra los miembros de la Iglesia católica.

Nicaragua padece desde hace años una dictadura de hierro a manos de Daniel Ortega, quien no tiene reparos a la hora de imponer su autoridad. Esto ha traído una situación lamentable de pobreza y negación de libertad de expresión al pueblo nicaragüense.

Después de las protestas de 2018 que dejaron 355 muertos, vinieron las elecciones en noviembre de 2021. Pero para ese momento, Ortega ya había encarcelado a siete candidatos y más de 190 opositores. De esta forma, no tuvo ningún problema para ganar la presidencia por cuarta vez.

Esto ha provocado el rechazo de muchas organizaciones de derechos humanos, así como de gobiernos democráticos.

Al interior de Nicaragua el malestar es permanente, pero la dura mano del régimen mantiene amedrentados a los ciudadanos.

Sin embargo, los obispos y sacerdotes católicos se han atrevido a hablar. Ellos, en un país donde la religión se ha convertido en el último refugio de la gente, mantienen viva la voz de los que no pueden protestar.

A través no solo de los sermones en las iglesias, sino de las emisoras católicas y de las redes sociales protestan permanentemente. Piden la libertad de los presos políticos, muchos de ellos sacerdotes o católicos practicantes.

Al asumir el papel de conciencia social, llegaron a convertirse en una molestia para la dictadura de Ortega que no admite críticas ni réplicas.

Fue así que, ésta inició una arremetida contra los obispos y sacerdotes en diferentes regiones del país, buscando acallar las voces disidentes. En solo el mes de agosto han clausurado alrededor de 13 emisoras, casi todas católicas. Así mismo ha sido arrestados un número desconocido de sacerdotes y laicos practicantes.

Con el arresto la semana pasada del obispo Rolando Álvarez, parece que el gobierno está llegando a un paroxismo de obsesión persecutoria.

La situación se tornó tan grave, que el 12 de agosto de 2022, el consejo permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó la represión que lleva actualmente el régimen contra la Iglesia católica y la población nicaragüense.

La votación fue unánime por los miembros de la OEA, con la salvedad de votos de gobiernos de izquierda como Bolivia, México, El Salvador y Honduras. Sorprendió la ausencia de Colombia junto a Nicaragua.

Colombia siempre ha sido inflexible con las dictaduras del hemisferio, pero la llegada al poder del ex guerrillero Gustavo Petro, a solo 15 días de haberse posesionado, ya muestra el nuevo talante del país.

Sin embargo, lo que, en cambio, no termina de dejar tranquilo al mundo católico -más de 500 millones de personas en todo el mundo- es la actitud casi complaciente del Papa Francisco ante los atropellos al clero en Nicaragua.

Durante todas estas semanas se han alzado voces de protesta desde muchos rincones de las sociedades civiles. Muchos católicos se han pronunciado condenando la barbarie de Ortega. Todos miran expectantes hacia el Vaticano, pero nada se escucha.

Finalmente, el domingo 21, en la Plaza de San Pedro, ante la multitud que allí se reúne cada domingo, el Papa dijo, refiriéndose a Nicaragua: “Quisiera expresar mi convicción y mi deseo de que por medio de un diálogo abierto y sincero se pueden encontrar la bases para una convivencia respetuosa y pacifica”.

Esto es increíble. Se está refiriendo a una controversia entre iguales que no encuentran puntos de acuerdo. Espera que cada quien ceda un poco para llegar a “una convivencia respetuosa”.

Entonces, como lo plantea el Papa, los obispos deben callar complacientes para que Ortega deje de encarcelarlos y matarlos. ¿Acaso no se trata de esto el “diálogo abierto”?

Parece que el Papa Francisco no entiende, o no quiere entender que una tiranía jamás dialoga. Una tiranía simplemente reprime. Aunque el papel de la Iglesia es ejercer una actividad pastoral, también los obispos o sacerdotes se pueden sentir obligados para con ese pueblo que sufre con esa tiranía.

Sin embargo, el ejemplo de lo que ocurre con Nicaragua es apenas uno más de la ya larga trayectoria del Santo Padre alineándose con regímenes totalitarios de izquierda.

Solo recordemos cómo en 2018 firmó un acuerdo con el Partido Comunista Chino, PCCh, el cual ha perseguido durante 60 años a todas las religiones, incluyendo a los más de 10 millones de católicos en China.

En este acuerdo, los obispos nombrados por el Vaticano, deben tener la aprobación del PCCh. Un gobierno ateo pone condiciones en el nombramiento de los líderes católicos. Obviamente sus condiciones seguramente no están basadas en la Biblia.

Para el mundo católico este acuerdo se trató de una traición a la iglesia, ya que el régimen chino siempre ha buscado tener una iglesia alineada al gobierno comunista.

De modo que, volviendo a Nicaragua, ese silencio incómodo del Vaticano, o esas tímidas palabras de llamado a la concordia, no deja tranquila a la comunidad católica. A pesar de que ya muchos entienden que el actual Papa obedece una ideología abiertamente de izquierda, al pueblo creyente le cuesta trabajo asimilar tal cosa.

Esto es porque en nuestros países católicos se nos enseñó siempre que el Papa es el representante de Dios en la tierra, lo que lo convierte para muchos en un ser semidivino. Esto tal vez se dice para preservar la unidad de la Iglesia, pero ahora vemos que también es un arma de doble filo, porque la mayoría de católicos ven a Iglesia, Papa y Dios como una sola entidad, y creen en las acciones del ‘Vicario de Cristo’ en la tierra. Pero en el momento en que comiencen a dudar de este Vicario, se derrumba la fe en la Iglesia y, lo que es peor, en Dios mismo.

Solo nos resta desear que, ahora, ante esta tribulación de la iglesia católica en el mundo, el cuerpo cristiano tenga una fe lo suficientemente madura y fuerte para saber que la verdadera iglesia de Cristo está por encima de las debilidades de sus dirigentes.

Mientras tanto, el mundo cristiano debe seguir pidiendo a Dios para que el pueblo de Nicaragua se pueda sacudir las cadenas del régimen de Ortega. Y después, libres de la tiranía, ya se podrá dialogar libre, abierta y sinceramente para encontrar esa convivencia pacífica que menciona Su Santidad el Papa.

Artículo escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net

Foto: Wikimedia commons

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