El Partido Comunista Chino se está quedando sin amigos


Ya no es noticia, después de cuatro meses de haberse declarado oficialmente la pandemia del virus covid-19, la serie de maquinaciones y ocultamientos que el régimen comunista chino impuso alrededor del surgimiento y proliferación de dicho virus, en la ciudad de Wuhan.

Una vez reconocido todo esto, el escritor de California James Gorrie, analiza en un reciente artículo, cómo el gobierno chino maneja una contradictoria agenda para convertirse en el nuevo líder mundial.

En primer lugar, con sus manejos oscuros provocó una pandemia mundial, después negó ser el responsable y, por el contrario, culpó a sus víctimas. Luego comenzó a venderles suministros médicos inservibles que terminaron provocando el retraso en la contención del virus. Paralelamente, ha estado adelantando una agresiva campaña de desinformación para mostrarse como el salvador del mundo en la crisis.

Todas estas actuaciones han terminado abriendo los ojos de la mayoría de los países, muchos de los cuales ya desde antes veían cómo las perversas prácticas comerciales del PCCh perjudicaban sus economías.

Es así que, Japón planea una retirada de sus empresas manufactureras de China, mientras que Australia pide una investigación independiente sobre el origen del virus ante las dudas sobre lo afirmado por el régimen chino. Suecia cerró el último Instituto Confucio de sus universidades, y Alemania y el Reino Unido reexaminan la decisión de trabajar con Huawei para sus redes de 5G.

Así mismo, varios países africanos, hasta ahora leales a Beijing, se quejan enérgicamente por el trato racista que sus ciudadanos sufren en China por parte de las autoridades durante la pandemia.

Igualmente, en Latinoamérica comienza a sentirse, entre la población, una sensación de inconformidad por la conducta de ese gobierno que se lleva sus riquezas, mientras llena sus países de manufacturas de baja calidad y, ahora, de un virus que los está llevando a la ruina y a la muerte.

Por su parte, EEUU es el país que ha mostrado una actitud más fuerte sobre todo lo ocurrido con el virus, al punto que en la actualidad el gobierno ya habla, incluso, de la posibilidad de cortar relaciones con China. James Gorrie afirma que, “es por eso que la guerra comercial contra China fue, y sigue siendo, una necesidad. Era necesario cambiar los términos desequilibrados para salvar la manufactura estadounidense, las capacidades estratégicas de EE.UU., su economía, el liderazgo global de Estados Unidos y las normas internacionales actuales, tan raquíticas como puedan ser”.

Sin embargo, aún hay gobiernos poderosos que siguen mostrando sus afectos al régimen comunista chino, como Italia, España y Rusia. Pero esta afiliación les está costando caro, ya que, mientras los dos primeros han sido muy fuertemente golpeados por el virus, Rusia comienza a sentir la elevación en las cifras de contagios, a la par con el descontento de la población. Si los gobiernos pro Beijing no revisan su posición frente a ese régimen, seguramente sus pueblos les cobrarán el poner sus intereses ideológicos por encima de los intereses de sus naciones.

Es evidente que cada vez parece más claro que la ‘política del matón’ esgrimida regularmente por el Partido Comunista Chino, por medio de intimidaciones y amenazas, comienza a perder su poder, y tal vez este despertar de las naciones traiga mejores días no solo al mundo, sino al pueblo chino, agobiado por 60 años de dictadura sin el derecho a pensar, a creer, ni a ser ellos mismos.

Redacción: Carlos Morales para vivir con sabiduría.uno, con información de The Epoch Times