7:45 minutos de lectura. Para encontrar el conocimiento verdadero, se requiere mucho mas que largas horas de estudio. Distinguir entre la realidad y la apariencia también forma parte del camino a la sabiduría.
En cierto remoto país, muy adentro de montañas inaccesibles se ubicaba un monasterio, famoso por la dureza de sus reglas. Los discípulos que, después de un riguroso examen eran admitidos, debían estar dispuestos a grandes sacrificios, interminables horas de estudio y oración, así como a difíciles exámenes y pruebas de su avance espiritual.
De acuerdo con esto, cierto día uno de los maestros más estrictos reunió a varios de sus discípulos y les dijo:
-Como ustedes bien saben, ayer los estudiantes de maestría debían presentar su último examen, definitivo para obtener el título. Por tal motivo, quiero que me ayuden, dándome su opinión sobre quién es el ganador de la prueba que se les asignó. De esta forma, también podré conocer su capacidad para discernir la realidad de la apariencia. Vayamos al lugar de los hechos, y allí les explico cuál fue la prueba.
Dicho lo anterior, se encaminaron por un estrecho sendero en medio del bosque, hasta llegar a un claro, donde pudieron ver cinco pozos abiertos en el piso. El maestro se detuvo y, señalando los pozos, comentó:
-Cada uno de estos pozos está ocupado por una gran cantidad de serpientes. Los cinco candidatos se distribuyeron en los pozos y debieron pasar la noche allí. Veamos de cerca qué ocurrió con los estudiantes.
Comenzaron a revisar los diferentes pozos y cada discípulo tomaba nota de lo observado. De este modo, vieron que en el primer pozo solo se encontraban las serpientes. En el segundo pozo estaba el alumno, pero se hallaba muerto y rodeado por las serpientes. El tercer pozo les dejó ver a otro joven, sentado calmadamente y las serpientes, muertas, a sus pies. En el cuarto pozo se encontraba el candidato durmiendo profundamente al lado de una pequeña hoguera; allí no había ninguna serpiente. Finalmente, al asomarse al último pozo, vieron al estudiante sentado en postura de meditación, con una expresión de gran serenidad y concentración. Las serpientes, como si se tratara de amigables mascotas, recorrían su cuerpo en todas direcciones sin alterarlo en absoluto.
Una vez todos miraron la escena, el maestro los reunió diciéndoles:
-Ya observaron los cinco pozos. Ahora deseo que deliberen brevemente y determinen quién fue el ganador de esta prueba.
Los jóvenes se reunieron y por un rato, cada quien expuso sus ideas, hasta cuando llegaron a una conclusión final. Nombraron a un delegado, quien, con una reverencia, se dirigió al maestro:
-Hemos concluido que el ganador es el que se encuentra en el quinto pozo, en estado de meditación.
El maestro, sin cambiar su seria expresión, le preguntó:
-¿Podría explicarme cómo llegaron a esa conclusión?
-Por supuesto, maestro – replicó el joven -. El hombre del primer pozo, evidentemente huyó, por lo que no superó la prueba. El segundo no pudo manejar su peligrosa situación y murió envenenado por las serpientes. El tercer estudiante tuvo el valor de enfrentarse a ellas y las mató, pero sólo se libró del problema, sacrificando la vida de los animales. En cuanto al siguiente candidato, utilizó su inteligencia para alejar a las serpientes con el fuego, pero solo se conformó con eso. Por fin, el quinto, gracias al manejo de sus emociones, pudo lograr una profunda paz interior. Ante su presencia pacífica, las terribles serpientes se han doblegado mansamente.
El maestro escuchó atentamente las palabras del joven y, una vez hubo terminado, habló suave y firmemente:
-Visto superficialmente, sus conclusiones parecen muy lógicas. Pero realmente son producto de la atención hacia las apariencias, en vez de la realidad. Y verdaderamente, esta es muy sencilla, pues el punto de partida de la prueba es que las serpientes no son venenosas.
-Entonces, por no entender esto, el primer estudiante, aterrorizado, huyó. El segundo, ante el miedo a morir envenenado, tuvo un colapso y realmente murió. El tercero, creyendo que podía ser un héroe, mató a las indefensas serpientes. El quinto quiso, sin necesidad, dominar el supuesto poder venenoso de los animales, con un gran esfuerzo de concentración y control.
-A cambio de lo anterior, el cuarto candidato, gracias a su conocimiento de la realidad, supo que las serpientes eran inofensivas. Entendiéndolo, pensó que solo debía pasar la noche allí tranquilamente. Para dormir en paz, decidió prender una hoguera, con cuyo fuego sacó a las serpientes del pozo y así, él pudo descansar toda la noche cálidamente.
Después de estas palabras, los jóvenes discípulos comprendieron perfectamente que, al juzgar una situación, no hay que dejarse llevar por la apariencia inmediata. Por el contario, se deben analizar todas las variables posibles para discernir la realidad, que al final llevará al conocimiento verdadero.
Cuento anónimo oriental adaptado para VCSradio.net
Narración: Javier Hernández
Música de fondo: Epic Strings – Envato
¿Quiere encontrar más cuentos y narraciones como “La Realidad y la Apariencia”, que le dejarán siempre alguna enseñanza? Visite nuestra sección Relatos de Sabiduría en VCSradio.net