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6 minutos. Disney ha sido por muchos años una palabra que evoca magia para los niños. Pero a la luz de la nueva agenda que maneja, se está convirtiendo en sinónimo de adoctrinamiento.
Durante varias generaciones, los niños crecieron entretenidos por las mágicas aventuras de los personajes creados por Walt Disney. Se trataba de inocentes historias infantiles que, a la par de entretener, enseñaban a diferenciar muchos valores como la lealtad, la honestidad y el espíritu aventurero.
Pero los tiempos han cambiado y ahora, aquel entrañable Disney que todos aprendimos a amar cuando éramos pequeños, se encuentra en el centro del debate, debido a los nuevos “valores” de los cuales se ha hecho abanderado.
Esto ya era conocido, pero se hizo completamente visible después de la firma -por parte del gobernador republicano de Florida- Ron DeSantis, de la “Ley de Derechos de los Padres en la Educación”, el pasado 28 de marzo.
Mediante esta Ley, el Estado de Florida prohíbe la educación sobre orientación sexual e identidad de género desde el jardín de infantes, hasta el tercer grado. Esta ley surgió debido a las permanentes quejas de los padres de familia sobre el adoctrinamiento sexual y de género, que se ha estado llevando a cabo en los jardines infantiles y escuelas de primaria.
Todos los movimientos de izquierda, adelantaron in boicot para tratar de detener la ley tildándola de ‘homofóbica’ y llamándola ‘La Ley de No Digas Gay’. Pero finalmente se firmó, dejando en claro que no se trataba solo de una cuestión de género. A los niños ningún adulto, a excepción de sus padres, debería hablarles de sexo, incluyendo el heterosexual.
Sin embargo, rápidamente la polémica fue encendida desde el interior de Disney, cuando los empleados iniciaron paros, diciendo que su director general, Bob Chapek, mostraba una actitud demasiado tibia. Ante esto, Chapek pidió disculpas a la comunidad LGBT y se comprometió a luchar contra esta ley, lanzando un boicot a la misma.
A partir de entonces se inició un duro enfrentamiento con el gobernador DeSantis, ante el desafío que la poderosa compañía estaba representando a su decisión.
A raíz de esto, DeSantis inició el proceso de retirarle a Disney el “estatus especial” del que goza desde los años 60, por medio del cual prácticamente está exenta de todo impuesto.
Después de aprobar el proyecto tanto en la Cámara como en el Senado, el 28 de abril el gobernador firmó la derogación de ese privilegio. Esto obliga a Disney a pagar impuestos y a competir en igualdad de condiciones con rivales como Universal.
Esta ley le costará cientos de millones al año a Disney, lo cual será un golpe brutal para la Compañía. Pero no se trata solamente del dinero que ahora deberá pagar al estado por su funcionamiento y todas las propiedades que posee en la Florida. También debemos considerar el efecto que producirá en su público.
Porque lo cierto es que Disney ha venido, desde hace ya varios años, incrementando una agenda de adoctrinamiento, la cual es reconocida por ellos mismos. Recientemente se conoció el video de una reunión donde la productora ejecutiva, Latoyra Ravino, dijo:
“Nuestro liderazgo ha sido muy abierto a mi agenda gay que no es nada secreta”.
Pero lo más sorprendente vino de la presidente general de Entretenimiento, Karey Burke; ella afirmó que al menos el 50 % de los personajes de la compañía debería representar a la comunidad LGBT y a minorías raciales. Después de esto ya nada puede sorprendernos de Disney.
Otro ejemplo de la tendencia de adoctrinamiento de Disney se presentó recientemente, cuando ante la presión de algunos empleados, reinsertaron una escena homosexual en una película, escena que había sido retirada. También es sabido que en la próxima película de Star Wars se incluirán dos personajes “no binarios”, es decir que no son hombre ni mujer.
Por otro lado, en el afán de la “inclusión” a toda costa, se ha elegido para representar en la próxima película de Blancanieves a la actriz Rachel Zegler, de origen colombiano y con claros rasgos latinos.
Naturalmente, se trata de una talentosa actriz joven que ya ha demostrado su valía, pero muchos se preguntan: ¿acaso Blancanieves no se llamaba así por ser muy blanca? La historia se basa en un cuento de los hermanos Grimm, nacidos en Alemania. Esto parece un irrespeto. Es seguro que en Latinoamérica existen muchas historias interesantes, que pueden ser protagonizadas por actores latinos.
Pero para Disney se trata de la “inclusión” a cualquier precio. Los niños que acuden a una película donde esperan ver muchas aventuras con héroes hechos para ellos, ahora deben encontrarse con personajes homosexuales o binarios, o forzadamente originarios de razas que no concuerdan con la historia.
Naturalmente, como todas las acciones de los promotores de las ideas woke y progresistas, las directivas de Disney también están llenas de incoherencias.
Hace unos meses supimos sobre el despido de la actriz Gina Carano de la saga de Star Wars “The Mandalorian”; esto, por supuestos comentarios antisemitas, a pesar de haber sido respaldada por miembros de la comunidad judía. Pero poco después, cuando Whoopi Goldberg, hizo algunos comentarios abiertamente antisemitas, solo mereció un llamado de atención. Es muy sabido que Goldberg está alineada con la ideología actual de Disney.
También es claro que toda esta agenda de hipersexualización de los niños y de inclusión en sus películas, está encaminada a occidente. Porque cuando se trata de abrir las puertas de China –país donde se ha perseguido a los homosexuales- no tienen ningún inconveniente en aceptar las exigencias del Partido Comunista Chino (PCCh).
Este sometimiento permitió a Disney abrir un parque temático en Shanghái, a cambio de propaganda favorable al PCCh. Una de las acciones más llamativas fue la reedición de Mulan, una historia de origen chino, filmada en la provincia de Sinkiang. Se trata del territorio de los Uigures -minoría étnica musulmana, condenada por el régimen chino a desaparecer culturalmente, en los conocidos campos de reeducación-.
Naturalmente, todo esto está trayendo consecuencias a la gran compañía de entretenimiento infantil. Son muchos los seguidores que, a lo largo de EEUU, están cancelando sus visitas a Orlando; o la suscripción a su canal, donde se pueden ver películas infantiles, cada vez más sexualizadas.
El adoctrinamiento dentro de la empresa es tan fuerte que incluso hay empleados que realizan protestas. En una carta anónima, varios trabajadores denunciaron el ambiente de persecución que viven al interior de Disney quienes sostienen “opiniones políticas y religiosas que no son explícitamente progresistas”.
Medios conservadores también se han pronunciado sobre este tema, e incluso The Daily Wire anunció la disposición de US $100 millones para la creación de contenidos adecuados para menores.
Desafortunadamente, una agenda llevada por empresas tan influyentes y tradicionales como Disney en el adoctrinamiento infantil, tendrá repercusiones muy graves en el corto plazo. Todos esos niños cuyos padres no los protegieron de la imposición sexual, tendrán tendencia a desviar su comportamiento y someterse a la voluntad ideológica de otros adultos.
En definitiva, si los directivos de Disney esperan llegar a un 50% de contenido LGBT en sus producciones, es porque esperan que el 50% de su público, es decir, de todos los niños y jóvenes, se amolde a estas mismas cifras. Y si lo logran, seguro esta no será su última meta.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Imagen de portada: Wikimedia Commons
Fuentes:
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