Tiempo de lectura 4 minutos. La información imprecisa y con sesgo político en el exterior, acerca de las marchas, proyecta a Colombia como un régimen represivo.
Ahora, a raíz de los hechos violentos ocurridos en Colombia en los últimos tiempos, su imagen en el exterior se ha visto afectada, ya que medios de comunicación extranjeros y organizaciones con fuerte tendencia izquierdista dan informaciones incompletas de los hechos y no se toman tiempo para analizar un poco el contexto antes de pronunciarse.
Lo que está sucediendo en Colombia viene luego de un proceso debilitante como fue la cuarentena prolongada del 2020, que dejó altos índices de pobreza y desempleo. Con el fin de dar cumplimiento a los planes de asistencia social, el gobierno presentó una reforma tributaria, que le permitiría obtener los recursos necesarios. Pero cometió el error de presentarla en un momento y circunstancias inadecuadas.
Considerando que esta reforma cargaría con más impuestos al ya escaso bolsillo de los colombianos, la gente salió a las calles a manifestarse pacíficamente, mientras las autoridades apoyaban y garantizaban el derecho a la protesta.
Pero surgió una situación. Al lado de estos manifestantes, aparecieron grupos de vándalos, organizados sistemáticamente para destruir edificios, comercios, los sistemas de transporte urbanos, quemar autos y estaciones de policía con agentes adentro, atacar con armas de fuego a las autoridades y a los dueños de los negocios. Obviamente, estos personajes no son manifestantes, sino criminales.
¿Qué pueden hacer las autoridades ante estos elementos? Los gobiernos están obligados a defender a sus ciudadanos y a detener a los criminales; así lo hacen en todo el mundo: usan la fuerza, proporcional a la agresión, porque se debe preservar la vida y la integridad de la población en general.
Porque, si los gobiernos no lo hacen así -defendiendo a los que marchan de buena fe, y rechazando y castigando a los vándalos- la gente pacífica podría sentirse desprotegida, y hacerse justicia por su propia mano, pues no se va a dejar asesinar impunemente.
Es aquí cuando aparecen los observadores que dan sus opiniones, cayendo en imprecisiones e injusticias. Claro está, también guiados por su sesgo izquierdista.
Como ejemplos tenemos a Michel Bachelet, quien dice estar “profundamente alarmada por los acontecimientos ocurridos en la ciudad de Cali en Colombia la pasada noche, cuando la policía abrió fuego contra los manifestantes …matando e hiriendo a varias personas”. La ONU y la UE condenan el “uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes en Colombia”. The New York Times’, asegura que “La policía de Colombia responde a las protestas con balas y hay más muertos”. Voceros del Parlamento alemán, manifiestan “preocupación ante la violencia policial en Colombia”. Y, por último, el presidente de Argentina, en redes sociales pidió a Duque a que “cese la singular violencia institucional que se ha ejercido”.
Quedamos ante el mundo como un régimen represivo, algo totalmente injusto. Y claro, todo esto reforzado con las afirmaciones públicas del senador Petro, según las cuales la policía ‘recorre las calles buscando a quién matar, a quién dañar sus ojos. A quién torturar y violar. A quién desaparecer’.
En ningún caso reconocen la violencia de los vándalos contra la gente de bien, y mucho menos reconocen la función protectora de la policía a la población, ni tampoco mencionan a los policías muertos y heridos, como si ellos no fueran colombianos también.
Todas esas informaciones parcializadas han presentado ante el mundo una realidad distorsionada de Colombia y han aumentado la polarización.
Al final, el gobierno se queda con una infraestructura pública destruida, cierres de empresas y pérdidas de empleos y ya sin la oportunidad de recoger dinero de impuestos para dar soluciones a corto plazo. Y lo peor: la perspectiva de que todo se agravará con el seguro aumento de contagios de covid debido a las aglomeraciones de las marchas.
Lo más preocupante es entender que a estas alturas, parece imposible hacer algo para cambiar la mala imagen de Colombia en el exterior, pues ya se ha formado una tendencia parcializada y es a cada uno de los colombianos testigos de la realidad, aclarar lo que ocurre en nuestro país, pues solamente a nosotros es a quienes nos duele esta tragedia.
Editorial VCSradio.net
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FOTO:JOSE CARVAJAL de Flicker