4 minutos. El vandalismo parece haberle ganado el control de las ciudades a los alcaldes. Pero, ¿qué intereses hay detrás de todo esto?
Los actos de vandalismo que se vienen presentando durante las protestas que se iniciaron el pasado 28 de abril en Colombia, se han convertido en el centro de la polémica. Por una parte, están las enormes pérdidas materiales que han causado, acompañadas de muertos y heridos. Por otro lado, la situación política y social que representan, ante unos hechos que no se veían desde hace muchos años en el país.
Cuando estos grupos violentos, especialmente en Cali y Bogotá comenzaron a organizarse, hasta conformar la llamada Primera Línea, la protesta social se dividió entre los manifestantes pacíficos y los vándalos. Pero la línea divisoria a veces es muy sutil, lo que ha valido para que estos últimos reclamen legitimidad y reconocimiento.
Esto lo lograron, primero que todo cuando el senador Gustavo Bolívar lanzó una campaña para comprarles dotación. Igualmente la actitud ambivalente de los alcaldes izquierdistas, quienes se reunieron con ellos y les dieron espacios para que establecieran campamentos de entrenamiento.
Pero, paralelo a esto, se ha podido conocer que son varias mafias las que financian a estos grupos vandálicos; a su vez, estos buscan incentivos económicos, escudándose en la protesta social; aunque a estas alturas, ya no se sabe exactamente cuáles son sus pretensiones.
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Toda esta situación parece haber llegado a su punto máximo con la quema de un bus urbano del SITP recién estrenado, en la localidad de Suba, en Bogotá. Este suceso generó toda clase de reacciones, las cuales dejan ver hasta qué punto el oportunismo político está primando sobre los derechos ciudadanos.
En primera instancia, la alcaldesa Claudia López acusó directamente al petrismo, donde milita Bolívar, de ser el instigador y responsable de estos actos violentos. En seguida, el senador Bolívar le contestó con una serie de improperios e insultos, por cierto bastante desobligantes. El senador Petro se sumó al ataque contra la alcaldesa. Todo ello culminó con un comentario insólito del concejal petrista Hollman Morris, culpando al Esmad de provocar el incendio.
Todo lo anterior, podría parecer una comedia si detrás no existieran hechos trágicos, que afectan a toda la ciudadanía inerme ante la violencia descontrolada, y encima, las autoridades locales han perdido el control de sus ciudades. Mientras tanto, se desgastan en peleas con políticos en campaña, a la vez que culpan a la policía de la violencia, porque esto también les genera simpatías a ellos.
Entre tanto, los violentos financiados por grupos oscuros se han adueñado de las ciudades, y campean quemando y destruyendo, derribando estatuas, atacando con violencia a la policía. La alcaldesa de Bogotá pide más policía, pero cuando se reprima a los vándalos, ella misma dirá que el Esmad está atacando a los ciudadanos. Esto es porque, si ella no lo hace primero, sus rivales de izquierda seguro sí lo harán.
Quienes sí han obtenido enormes beneficios en este desbarajuste son las mafias de microtráfico y los delincuentes comunes, quienes actúan sin control, pues la policía apenas puede con los vándalos de la Primera línea. Ojalá la ciudadanía tome atenta nota de todo lo que vemos a diario, para las próximas elecciones. Desde ahora podemos observar con claridad a quienes realmente protegen estos políticos populistas, y qué intereses los mueven.
Editorial VCSradio.net
Foto: Captura de video de la Policía Nacional
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