En este mes de julio de 2019, más exactamente el 20 de julio, se completan 20 años de persecución violenta a la práctica espiritual Falun Gong, por parte del régimen comunista de China.
Desde el año 1999, el régimen chino declaró a Falun Gong como su enemigo de estado al cual juró exterminar en 3 meses, a través de detenciones ilegales en prisiones y hospitales psiquiátricos, campos de trabajo, centros de lavado de cerebro, etc.
Falun Gong es una disciplina espiritual antigua que fue presentada por primera vez al público en 1992. Consta de ejercicios de qigong suaves y lentos, una meditación tranquila, así como un componente espiritual pacífico, que se basa en los principios de Verdad, Compasión y tolerancia. Tiene un efecto profundamente positivo en la mente y el cuerpo del practicante.
Pero, ¿por qué el régimen chino persigue tan brutalmente a Falun Gong?
Hasta el año 1996, Falun Gong fue exaltado por el mismo régimen como una de las tendencias más positivas que contribuían al bienestar físico y moral de la nación china. Pero sucedió algo que las autoridades nunca imaginaron: La popularidad de Falun Gong. El número de practicantes llegó a casia de 100 millones de personas, lo cual, para un gobierno ilegítimo y totalitario con el de China, esto era sentido como una amenaza a su poder. No podían permitir que millones de hombres, mujeres y niños no pertenecieran al partido sino a un grupo de espiritual, algo inconcebible para este gobierno ateo…
Debido a esto, el entonces líder de China Jiang Zemin, declaró a Falun Gong como ‘una secta perversa’, para iniciar así su aniquilación sistemática, utilizando todo el aparato policial y de seguridad del estado para este fin, utilizando su amplia experiencia en asesinatos, purgas violentas y persecuciones en sus numerosas campañas llevadas a cabo desde su origen.
Campos de trabajo forzado. Son campos de concentración similares a los usados por los nazis en la segunda guerra mundial. Las autoridades lo llaman “reeducación a través del trabajo forzado”. Recién empezó la persecución éstos se encontraban esparcidos por toda China, alejados en zonas agrícolas o escondidos en cónclaves urbanos bulliciosos. El más pequeño de los campos de trabajo podría albergar a cientos de prisioneros, mientras que el más grande podría alojar a miles.
Los practicantes eran detenidos en estos campos de trabajo durante años y sus sentencias generalmente se prolongaban de manera arbitraria. Allí, los practicantes debían fabricar productos de exportación mientras eran sometidos a lavados de cerebro y torturados, a veces hasta la muerte, en un intento para que renunciaran a sus creencias.
Algunos métodos de tortura extrema en estos campos de concentración, documentados por personas que los vivieron en carne propia, son el uso de porras eléctricas en la boca y en la vagina de las mujeres, o atarlos con sogas en posiciones insoportables durante días y días.
Fue solo hasta finales de 2013, cuando por la presión internacional, el régimen chino comenzó a cerrar los campos de trabajo. Pero, de acuerdo al periódico La Gran Época, realmente lo que se hizo fue cambiarles el nombre, a “centros de educación legal”, y ocultarlos, cambiarlos de lugar. En la actualidad aún existen muchos estos campos operando sin restricciones.
Centros de lavado de cerebro: no hay ninguna ley que rija los centros de lavado de cerebro en China, los cuales tienen una variedad de nombres, desde “centros de reprimenda”, a “bases de educación legal”. Se pueden instalar en habitaciones de hotel vacías, en casas abandonadas o en las amplias instalaciones que antes utilizaban los campos de trabajo.
Oficialmente, estos centros de lavado de cerebro ni siquiera existen. No hay ningún departamento administrativo que se haga responsable de ellos, y no hay leyes que digan cómo deben ser gestionados, o quién y por qué debería ser enviado allí, y durante cuánto tiempo. Según La gran época, se cree que son establecidos por la policía local y las fuerzas de seguridad del Estado, según las necesidades de cada caso.
Una vez detenidos en estos centros, se le niega al detenido tener un abogado o cualquier derecho de presentar apelación; están totalmente a merced de sus guardias, que, según los relatos de quienes han sobrevivido, suelen ser sádicos que torturan y golpean con entusiasmo a los detenidos para obtener confesiones o renuncias a su fe.
Los practicantes de Falun Gong son forzados a ver videos que atacan a su práctica espiritual durante todo el día, o a ser electrocutados con porras eléctricas, golpeados en la cara, asfixiados o sometidos a docenas de otras técnicas de abuso o tortura.
Sustracción de órganos: los practicantes de Falun Dafa encarcelados en campos de trabajo y prisiones en China han sido un banco de órganos vivos para trasplantes que se venden en el mercado negro. Hay cientos de evidencias de este crimen horrendo, recogidas por investigadores y periodistas de todo el mundo.
El periódico El País de España publicó en febrero de 20 17 un informe de los abogados de derechos humanos Deivid Matas y Deivid Kilgur donde aseguran que en 15 centros chinos se extraían, sin su consentimiento, órganos de presos practicantes de Falun Gong, incluidos “corazón, córneas, riñones e hígados” para venderlos, generalmente a extranjeros. “El Régimen chino habla de 10.000 trasplantes al año, pero nosotros hemos contabilizado entre 60.000 y 100.000”, aseguran los abogados
El Parlamento Europeo aprobó en diciembre de 2013 una resolución sobre la extracción forzada de órganos en China, que pide al Gobierno de la República Popular China ‘poner fin inmediatamente a la práctica de la extracción forzada de órganos a presos de conciencia y miembros de grupos religiosos y étnicos min oritarios’.
Hace solo unos días, Un Tribunal Independiente sobre el Uso de Órganos de Prisioneros de Conciencia en Trasplantes en China, sostuvo que, hay pruebas concisas sobre la extracción forzada de órganos en China desde hace por lo menos 20 años.
Este asunto también fue mencionado por EE UU en el informe anual 2019 sobre libertad religiosa Internacional, donde el embajador en misión especial de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, Sam Brownback, condenó la sustracción de órganos autorizada por el gobierno del PCCh a prisioneros de conciencia vivos, incluyendo a practicantes de Falun Dafa, Uigures, Budistas Tibetanos y cristianos “clandestinos”, y agregó que esta atrocidad debería conmocionar la conciencia de todos.
Este informe también incluye la declaración del secretario de estado Mike R. Pompeo, quien rechaza las persecuciones religiosas de China en los siguientes términos: «…. en China, la intensa persecución del gobierno a muchas religiones -practicantes de Falun Dafa, Cristianos y Budistas Tibetanos entre ellos- es la norma», explicó. «El partido comunista chino ha mostrado una hostilidad extrema hacia todas las creencias religiosas desde su fundación. El partido exige que solo él sea llamado Dios».
Sam Brownback, complementa la anterior declaración asegurando que: «China ha declarado la guerra a la fe. Hemos visto el creciente abuso del gobierno chino hacia los practicantes de casi todas las creencias y desde todas las regiones del continente».
Es inaudito que estando en el siglo 21 aún se esté produciendo este tipo de violaciones a los derechos humanos, solo por ejercer el derecho a la espiritualidad, en una de las potencias más fuertes del mundo, China.
Redacción Vivirconsabiduria.uno