El disidente soviético Aleksander Solzhenitsyn, que fue encarcelado por el régimen soviético durante 18 años, fue testigo de primera mano de la devastación que el comunismo provocó en el alma humana. En “El archipiélago Gulag”, describe cómo el régimen comunista suprimió la religión y la espiritualidad, lo que llevó a una sociedad de personas deshumanizadas y sin propósito.
“El hombre es un ser religioso”, escribe Solzhenitsyn. “Cuando niega a Dios, se niega a sí mismo”.
En su famoso discurso de Templeton en 1983, Solzhenitsyn concluyó con las siguientes palabras: “Frente a las ilusorias esperanzas de los últimos dos siglos, que nos han minimizado y nos han arrastrado al umbral de la aniquilación nuclear y no nuclear, solo nos queda buscar con firmeza la cálida mano de Dios, que tan temeraria y arrogantemente rechazamos”.
La frase de Solzhenitsyn ha sido citada por muchos otros críticos del comunismo. El teólogo católico Joseph Ratzinger, que más tarde se convirtió en el Papa Benedicto XVI, dijo que la frase era “un diagnóstico profundo de la tragedia del comunismo”.
“El comunismo es una ideología atea que niega la naturaleza humana”, dijo Ratzinger. “Sin Dios, el hombre se convierte en un animal”.
La frase de Solzhenitsyn también ha sido utilizada por los defensores de la libertad religiosa. El presidente estadounidense Ronald Reagan la citó en un discurso en 1983, en el que llamó al comunismo una “religión de la muerte”.
“El comunismo es una religión de la muerte”, dijo Reagan. “Niega a Dios, niega al hombre y niega a la vida”.
El peligro en América Latina
Inconmprensiblemente, la mayoría de los países ignora las crueles e inhumanas violaciones a los derechos humanos que se perpetran cada día bajo la bota del régimen comunista chino. Este, además, esparce su maléfica influencia por América Latina, región que pierde poco a poco su cultura democrática, para caer bajo las garras del comunismo.
Escrito por José Hermosa para VCS Radio.net.
Imagen de portada: (libertadusa.com).
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