6 minutos. En la carrera por la presidencia de Colombia, el candidato de izquierda Gustavo Petro se ha afanado por atraer a los creyentes católicos. Pero, ¿es su muestra de fe algo verdadero? o se trata de oportunismo político.
En Colombia fue noticia por estos días, la visita que el candidato de extrema izquierda a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro, le hizo al Papa Francisco. Son variadas las reacciones, debido a la importancia de ambos personajes.
Por definición, las ideas de izquierda, se oponen a las religiones porque estas son la antítesis del ateísmo promovido por los filósofos socialistas desde sus comienzos. Ven a la religión como algo obsoleto debe desaparecer; se proclaman ateos.
Es bien sabido que Colombia, a pesar del avance de las ideas progresistas, sigue siendo un país profundamente católico. Por ese motivo, la iglesia siempre ha estado presente en la política. Incluso, durante muchos años del siglo XX, tuvo gran influencia en las elecciones presidenciales.
Pero debido a esto, se inició un movimiento pro laico en la política, y en la constitución de 1991 se reconoció al país como pluralista en ese aspecto, ajeno a la influencia de la iglesia. Aun así, la cátedra de religión todavía se dicta en los colegios; y, aunque los padres pueden pedir la exoneración de sus hijos a tal materia, son pocos quienes lo hacen.
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Esta situación ha sido entendida muy bien por la mente sagaz de Gustavo Petro, quien aprovecha cualquier oportunidad de obtener votos, sin importar de dónde provengan. Para ello no dudó en hacer alianza con el pastor evangélico Alfredo Saade, quien tuvo que revaluar sus ideas cristianas para amoldarse al discurso de Petro.
Mucha gente criticó el giro que Petro, un candidato de izquierda, hacia la religión, cuando se hizo tomar una foto orando en una iglesia (eso sí, no muy cerca del altar), lo cual confirmó la sospecha del oportunismo religioso. Como dijo Enrique IV: “París bien vale una misa”.
Sin embargo, la entrevista al Papa Francisco, ya muestra la magnitud de sus alcances. Inmediatamente sus paladines saltaron para exaltar sus virtudes cristianas:
“Una reunión entre Petro y el papa Francisco es un mensaje claro de la obra que Dios está haciendo en Colombia y lo que todos los colombianos queremos que suceda es que esa foto se publique”, afirmó Alfredo Saade, metiendo a Dios en el Pacto Histórico sin rubor alguno.
Por su parte, Gustavo Bolívar se apresuró a publicar una foto del Papa al lado de Petro, la cual resultó ser un montaje. ¡Qué vergüenza!
Sin embargo, al candidato Petro le cuesta trabajo dejar su retórica de odio, sobre la cual ha montado todo su discurso político. Y esto ocurre incluso cuando habla de sus convicciones religiosas.
En una reciente entrevista para la revista Semana, mientras trata de explicar por qué no va a misa ni se confiesa, dice que “he visto católicos que se arrodillan y votan por Uribe para que mate muchachos”, haciendo creer que todos los católicos uribistas (medio país), acuden a Dios para pedir asesinatos.
Sin lugar a dudas, la visita al Vaticano forma parte de una estrategia electoral. Para muchos políticos, cualquier oportunidad de captar votos es legítima, sin importar que el método utilizado sea burdo o espurio. Si sus electores lo aceptan, parece estar bien.
Ahora bien, lo que definitivamente no se puede comprender es la actitud del Papa, pues es claro que esta entrevista tendría gran impacto en un país en plena campaña presidencial. Para muchos esto un espaldarazo que el jerarca le da al candidato de izquierda. Algo muy raro. Pero más aún, cuando se trata de un candidato que representa un ideario que va en contravía de la predicación católica.
Claro está que, tratándose de Papa Francisco, en realidad no sorprende mucho que se haya prestado para darle su “bendición”. Al fin y al cabo, no hay un solo dictador latinoamericano de izquierda que pueda decir que fue desairado por el Papa Francisco.
También cabe recordar el acuerdo que Francisco firmó en 2018 con el régimen chino, en el que los obispos que el Vaticano vaya a nombrar, deben someterse a la autoridad del PCCh para su aprobación, así que quienes se mantengan fieles a la tradición católica tendrán que seguir en la clandestinidad.
Muchos sacerdotes y obispos chinos se sintieron traicionados por este acuerdo. El papa no tuvo en cuenta que el gobierno ateo del Partido Comunista Chino (PCCh) ha perseguido cruelmente durante décadas a las diferentes creencias espirituales, incluidos los católicos.
De acuerdo a las nuevas directrices del Vaticano, la visita del candidato Petro al Papa Francisco tiene una razón. Seguramente, esta le traerá una buena cantidad de votos, de quienes creen que realmente ahora es ‘el candidato de Dios’.
Sin embargo, esta es un arma de doble filo. Quienes son fieles a sus creencias ven esto como una jugada sucia que afecta la imagen del papa y la credibilidad de la iglesia. Está sacrificando la imagen de la iglesia al tomar partido en una contienda política, favoreciendo a alguien que representa ideas contrarias a las ideas católicas.
Tal vez sean miles o millones de colombianos que ahora vean al papa con desconfianza. Ojalá todos los católicos puedan desligar su fe de las acciones del representante temporal de la iglesia, quien finalmente es solo otro ser humano, cuyas ideas no son la palabra de Dios.
Escrito por Carlos Morales G. para VCSradio.net
Foto de portada: Wikimedia Commons, libre de derechos
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