6 min. Occidente no se da cuenta que el verdadero peligro es la expansión solapada de China en el mundo.
Desde siempre el mundo occidental ha permanecido alerta por la amenaza de un inminente enfrentamiento con países totalitarios como Rusia, Corea del Norte y Turquía. Pero no se dan cuenta que China es el verdadero peligro por su infiltración encubierta en el mundo.
El Partido Comunista Chino tiene, desde hace décadas, una agenda que ha ido cumpliendo y afinando a lo largo de los años. Sus acciones se encaminan hacia ella, como un misil teledirigido. Todo esto es evidente si vemos su incontenible expansionismo dirigido hacia la supremacía mundial.
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Para alcanzar su objetivo, China tiene básicamente dos modos de operar. De un lado está la estrategia “blanda”, a través de la propaganda, los convenios comerciales y tecnológicos y la sistemática infiltración en organismos multilaterales, medios y universidades.
Por otro lado, tiene su estrategia “dura”, representada en la influencia agresiva en oriente, la carrera armamentista y el robo de tecnología a países desarrollados, así como alianzas de mutuo apoyo con otras potencias, como Irán y Rusia.
Respecto a las estrategias “blandas”, encontramos los Institutos Confucio, punta de lanza del lavado de cerebro a las juventudes occidentales. Aunque ya han sido rechazados por muchos países, siguen siendo el arma efectiva de adoctrinamiento.
Así mismo, como estrategia blanda está el cumplimiento de la directriz de Xi Jinping de mostrar al mundo “una imagen creíble, hermosa y respetable de China”.
El comercio, es la estrategia “blanda” más utilizada. Un ejemplo son los enormes créditos a Venezuela, donde China se ha quedado con gran parte del petróleo venezolano. A la vez, ha convertido a este país en uno de sus mayores acreedores. Ahora ya no le interesa conceder préstamos, pero la estrategia de cooperación en proyectos de infraestructura no se detiene.
De igual manera, es conocido el gran interés que China muestra en las naciones de la antigua Yugoslavia. Todos ellos son países pobres, pero estratégicos para acceder a Europa, al Cercano Oriente y al Mediterráneo.
Como ejemplo, vemos la República de Montenegro que firmó un contrato con China para desarrollar una cuestionada carretera de 41 kilómetros, comprometiendo con esto cerca del 30% de su PIB. El país está casi en bancarrota, pero a la hora de renegociar la deuda, China impone las condiciones.
Vale la pena comentar que los proyectos pactados con países pobres son de infraestructura, pero nunca conducen a crear desarrollo o empleo.
Por último, vemos su influencia en organismos como la OEA, la OMS, etc. Desde ellos ejerce poder en la toma de decisiones que favorezcan a China o a sus aliados. Así es como ha logrado acceder al el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al lado de Cuba y Rusia; no olvidemos que estos son reconocidos violadores de los derechos humanos en el mundo.
Sobre las acciones de línea “dura”, podemos mencionar primero que todo, la agresiva toma de la soberanía de Hong Kong, la cual ya está ejerciendo sin ningún escrúpulo, ante la mirada impávida del mundo.
Pero también está la constante amenaza a la soberanía deTaiwán, las tensiones con sus países vecinos por el Mar del Sur de China, las disputas con Australia por atreverse a cuestionar su manejo de la información sobre el covid-19, para nombrar solo algunos eventos. Todo esto se encamina claramente a imponer su soberanía en la región de su influencia; con esto busca contener a rivales poderosos como Japón, India y Corea del Sur.
Como parte de toda esta estrategia “dura”, está el incremento en su poderío armamentista. China lo niega constantemente, pero ya tiene sobre aviso a las naciones occidentales.
Sin embargo, para la OTAN y EEUU, es claro que una China poderosa, bajo el régimen comunista, constituye un peligro global. Los líderes comunistas chinos nunca han sido muy dados a integrarse a la comunidad internacional, a menos que estén buscando oportunidades para su expansión.
Todo esto se refuerza con las alianzas estratégicas. Estas permiten advertir a las naciones occidentales que, en caso de agresión, se puede escalar un conflicto mayúsculo. El tratado de amistad existente con Rusia, así como los vínculos comerciales y militares con Irán conforman un eje por el cual, el mundo libre debe preocuparse.
Este breve análisis por el accionar del Partido Comunista Chino, nos muestra cómo, mientras el mundo disputa por cientos de conflictos de todo tipo, China sigue una agenda cuidadosamente estudiada para lograr su objetivo de preponderancia.
Los distintos analistas ofrecen fechas probables sobre cuándo se convertirá en la potencia económica número uno. Pero los planes chinos van mucho más allá del comercio.
Cada estrategia es tan solo un ladrillo más en el edificio que construye con paciencia, el régimen chino. Y si nos guiamos por las noticias que a diario nos llegan, la obra está muy avanzada.
Editorial VCSradio.net
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